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La paradoja de la información y la desinformación en tiempos de internet

La ignorancia es el gran nicho de Internet

Se dice que quien tiene la información tiene el poder, pero en los tiempos de Internet ¿A quién pertenece la información? ¿Quién la crea? Parece que asistimos a una paradoja, pues nunca antes habíamos tenido tanto acceso a los conocimientos y a la vez, nunca habíamos estado tan desinformados.

Para hablar de información en nuestros días hay que hablar de conexión, porque para más de la mitad de la población del mundo desarrollado, internet y las redes sociales (incluido mensajería instantánea) son la primera fuente de acceso a las noticias y opiniones* (no los libros, ni la televisión, la radio o la prensa escrita).

Internet se presentaba como un lugar donde la información fluía de manera libre y democrática, lo cual para todos fue una ventaja inicialmente. En la actualidad sigue siendo una importante fuente de material didáctico por lo que cualquier persona que sepa leer y tenga acceso a la  red puede aprender casi de todo lo que quiera.    Pero no es oro todo lo que reluce.

El anonimato y la falta de control en la producción de contenidos nos han llevado a un punto donde ilustrados y eruditos tienen menos influencia que los personajes de a pie que viralizan información.

No nos engañemos, la desinformación y la manipulación de noticias por parte de algunos sectores siempre ha existido, Internet no ha inventado nada, pero ha acelerado el proceso. Nos encontramos ante tiempos de falta de rigor y veracidad. En una red donde la comunicación es fácil, barata y accesible, las mentiras se convierten en verdad a base de ser compartidas millones de veces.

La propia estructura de las redes en las que decimos socializar ha hecho que estemos inmersos en una burbuja informativa: Durante años hemos explicado públicamente nuestros gustos, aficiones, militancias políticas, opiniones, etc. Hemos agregado a nuestro feed lo que nos parece interesante y hemos borrado de nuestros círculos a las personas o medios que no comparten nuestra manera de ver el mundo. Nos hemos desconectado de otra realidad que SI existe (por mucho que no nos encaje). El algoritmo ha hecho que veamos lo que nos gusta y lo que les gusta a nuestros amigos, nos hemos creído que hay una verdad universal, que TODOS pensamos igual, porque el universo es el que hemos construido con nuestros perfiles e historiales.

La ignorancia es el gran nicho de Internet

Los medios de comunicación clásicos, en un intento de adaptarse a la nueva tecnología han priorizado la inmediatez a la veracidad: Prima publicar la información primero sin apenas contrastar las fuentes. Esto, aunado a la lectura superficial que hacemos los usuarios, ha creado un  fenómeno de desinformación global que va en aumento. Hemos cambiado nuestras costumbres de lectura, retuiteamos o damos un like al MEME o al GIF sin enterarnos del hecho que hay detrás, nos quedamos con el titular sin entrar el link, sin profundizar en la noticia, porque a simple vista nos parece interesante. Estamos creando entre todos una inteligencia colectiva restringida y desinformada.

El ciberespacio se ha convertido en un lugar público donde cualquiera que sepa cocinar puede dar tutoriales de cocina, o peor, cualquiera publica falacias que se convierten en tendencias que podrían llegar a ser, incluso en algunos casos, peligrosas. Internet es ahora un lugar lleno de fakes y trolls que se nutre de personas con falta de actitud crítica para analizar lo que ven.

La web es una poderosa herramienta que ha conectado al mundo y ha conseguido que podamos saber más en menos tiempo, pero para aprovechar todas sus bondades, deberíamos abrir nuestro nivel comunicativo, exigir contenidos de calidad, interactuar positivamente con los medios de rigor y dejar de lado las modas fugaces. Para estar informados en la era de la comunicación hace falta ampliar el abanico de lecturas y tener criterio para descartar lo vacuo.

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