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La historia detrás de la foto

Hoy es el día de las enfermeras, te contamos la historia detrás de la famosa foto de la enfermera pidiendo silencio

El símbolo mundial que pide silencio en los hospitales surgió luego de que su creador visitase un alborotado hospital local. 

El Día Nacional de la Enfermera se celebra el 21 de noviembre, ¿Por qué? Porque es la fecha en que nació Florence Nightingale, enfermera de guerra inglesa, epidemióloga y pionera en su profesión. Nacida en el entonces Gran Ducado de Toscana el 12 de mayo de 1820, murió en Londres el 13 de agosto de 1910.

Pero hay otra historia, bien rosarina, para rescatar en esta fecha. Se trata de la mundialmente conocida fotografía de la enfermera pidiendo silencio. Sí, la foto que está en hospitales y sanatorios de todo el mundo.

Muriel Mercedes Wabney. Era argentina y modelo. En 1947 firmó un contrato de exclusividad para presentar las colecciones de Harrod's, la versión calle Florida de la célebre cadena inglesa. Orgullosa todavía en Londres.

 Su creador fue Juan Craichik, jefe de visitadores médicos de la empresa Taranto, que se ocupaba de fabricar instrumental para hospitales y laboratorios. En 1953, estaba haciendo lo que habitualmente hacía en su trabajo: visitar instituciones de salud para ofrecer materiales y recibir pedidos, cuando le toco visitar un hospital de Rosario. Ahí empezó todo. O mejor dicho, "acá" empezó todo.

Modeló para Ducilo, una empresa y marca de telas, para el modisto Jean Cartier y su programa "El arte de la elegancia" (Canal 7, tevé black and white, finales de los 50), y en un desfile paseó los vestidos que usó Linda Darnell en el film Por siempre ámbar: Twenty Century Fox, 1947, dirigida por Otto Preminger.

Es que, según reveló Craichik en una entrevista a Paralelo 38, "la sala estaba atestada, y cada tanto una enfermera pedía, sin éxito, silencio. Entonces se me ocurrió crear una imagen elocuente que cumpliera la misma función".

Presentó el proyecto en su empresa, lo aprobaron, convocaron a varias modelos profesionales, y ganó Muriel Mercedes Wabney ya que "su cara era distinta, suave, armoniosa, de mirada dulce. Pero autoritariamente dulce", relató.

La sesión fotográfica duró toda una tarde. El autor de la idea dijo que la empresa "Taranto" no lucró con la distribución mundial de esa imagen: "la regaló a hospitales, maternidades, clínicas, etcétera".En cuanto a Wabney, rara vez aceptó hablar públicamente, dijo que era casada, que no tenía hijos, y negó confesar cuánto le pagaron por la foto y su multiplicación ad infinitum…: casi tan enigmática como su anónima cara impartiendo silencio.

Lo más curioso del caso es que la empresa Taranto no lucró con la difusión de esta imagen. Fue casi un regalo empresarial que le dio a hospitales, maternidades, laboratorios y sanatorios a los que ofrecían sus servicios. La imagen cumplió su función con creces, es que se convirtió en un “símbolo universal”, funcionando en distintas partes del mundo. 

 

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