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LA VERDADERA HISTORIA DE NOCHEBUENA Y NAVIDAD

Celebrado por millones, conocida por pocos

Llega uno de los eventos más esperados del año. La cena de Nochebuena está a la vuelta de la esquina en lo que se conoce como la representación más importante de los valores familiares. Hermanos, abuelos, tíos y sobrinos se vuelven a reencontrar en una de esas reuniones familiares que tanto dan que hablar durante los días posteriores. Pero… ¿conoces el verdadero origen de la cena de Nochebuena? ¿Por qué se celebran este tipo de reuniones tradicionales en Navidad? Te lo contamos.

Una noche diferente

 

Nochebuena

Representación del Nacimiento de Jesús

 

Dudas y símbolos

 

Nochebuena

El árbol de Navidad es uno de los símbolos más conocidos

Está claro, el día 24 de diciembre tiene lugar un acontecimiento diferente. Nochebuena se presenta al mundo como la cena familiar por antonomasia pero, más allá de degustar de un espectacular menú acompañado de la familia, esta celebración incluye una gran cantidad de connotaciones. En primer lugar, esta festividad se fundamenta actualmente en la fe cristiana. Es decir, Nochebuena no es más que una víspera del día de Navidad que se festeja el 25 de diciembre. Una conmemoración del nacimiento de Jesús en Belén, el Mesías de la religión católica.

Cabe destacar que la unión familiar es uno de los rasgos más destacados de la fe cristiana, por ello la mejor forma de conmemorar el nacimiento de su actor principal es por medio de una cena en la que no falte ni un miembro de la familia.

Todos conocemos la teoría del nacimiento de Jesús. No obstante, algunos historiadores no comparten esta tradición, ya que aseguran que esta celebración tiene origen en una fiesta pagana y no en las costumbres cristianas. Un amplio grupo de expertos defiende que esta fiesta estaba relacionada con el solsticio de invierno. Una época en la que los habitantes deseaban que las temperaturas no fueran muy bajas para impedir que el frío afectase a la agricultura. Aunque los estudiosos aseguran que el paso de los años ha conseguido transformar esta celebración hasta convertirla en lo que conocemos en la actualidad. Una fiesta celebrada tanto por ateos como religiosos.

Si hablamos de símbolos navideños que tienen presencia en Nochebuena no podemos pasar por alto el típico Nacimiento. Un conjunto de figuras de cerámica con las que se representa la llegada al mundo de Jesús en un remoto portal de la ciudad de Belén. Un emblema que introdujo San Francisco de Asís para que no se olvidara como se produjo el nacimiento de Cristo.

Al final, ¿dónde y cuándo nació Jesús?

La Navidad es una bella y tierna leyenda ya que Jesús no nació ni el 24 de diciembre, ni en Belén, ni en un pesebre.

Por JUAN ARIAS

Imagen de un belén que representa el nacimiento de Jesús.

Cada año, al acercarse la Navidad hay siempre quien me pregunta, recordando mis estudios bíblicos: “¿Donde nació de verdad Jesús?” ¿Es verdad que no nació en Belén sino en la minúscula aldea de Nazaret, en la región de Galilea?

¿Es cierto que no nació el 24 de diciembre? ¿Se sabe lo que hizo hasta aparecer en público con 30 años? ¿Estaba casado? ¿Tuvo hijos? ¿Por qué lo mataron? ¿Por revolucionario político o por desafiar el poder del Templo judío?

La Navidad tal y como la viven los cristianos, católicos, protestantes o evangélicos es hoy más bien una leyenda según los expertos en estudios bíblicos. Una bella y tierna leyenda creada, para que se cumplieran las profecías según las cuales el Mesías debería ser de la estirpe de David que había nacido en Belén.

En realidad Jesús y toda su familia eran de Nazaret. Todos judíos. La leyenda del nacimiento de Jesús cuenta que, nació en invierno, en un pesebre, entre animales que le ofrecían calor, adorado por tres reyes de Oriente que le llevaron de regalo oro, incienso y mirra.

Junto con la de su nacimiento en Belén nació también la leyenda de la huida a Egipto porque el rey Herodes quería matar al niño. Como no consiguió encontrarlo, habría mandado matar a todos los niños menores de dos años. Una historia preñada de simbolismos que acaba gustando a pequeños y grandes.

La leyenda del nacimiento de Jesús es silenciada por dos de los cuatro evangelios canónicos: el de Marcos, considerado el más antiguo, y el de Juan. Ellos inician el relato de la vida de Jesús cuando era ya adulto. Dan por hecho que Jesús y toda su familia eran oriundos de la aldea de Nazaret tan pequeña que no aparece en los mapas de aquel tiempo. Tan rural, que en ella se hablaba un dialecto del arameo, la lengua oficial. El hebreo se había convertido en una lengua de culto. Tan insignificante en aquel tiempo que los fariseos, ante la fama que iba ganando el profeta, se preguntaban “si en Nazaret podía nacer algo bueno”.

El judío Jesús que daría origen al futuro cristianismo nació sin cantos de ángeles, sin magos llegados del Oriente para adorarlo, sin pesebre y sin ser perseguido por Herodes. No nació el 24 de diciembre, por el simple hecho de que en ninguno de los textos evangélicos se habla de esa fecha. Fue escogida por la Iglesia más tarde porque los cristianos querían celebrar la festividad de su nacimiento.

Se decidió que fuera el 24 de diciembre porque era la gran fiesta de Roma, la fiesta al dios Sol. La Iglesia bautizó como cristiana la gran festividad pagana de los romanos.

Otro de los argumentos de los biblistas para defender que Jesús nació en Nazaret se refiere al hecho de que a los judíos se les designaba o por el nombre del padre o por el del lugar del nacimiento. Jesús debería haberse llamado o Jesús de José o Jesús de Belén, algo que no aparece en ningún texto evangélico. En ellos, en todos, se le llama siempre Jesús de Nazaret.

Una cosa es cierta: nadie sabe lo que Jesús hizo hasta los 30 años que es cuando aparece en público. Se ha querido defender últimamente que Jesús era analfabeto. Nada más falso. Si acaso, el misterio radica en saber como sabía tanto tras haber vivido hasta entonces encerrado en el pequeño pueblo de Galilea trabajando como carpintero o peón de albañil.

En efecto, a los 30 años Jesús se muestra capaz de discutir con los doctores de la ley, conocía los textos sagrados del judaísmo, varias culturas como la griega o la de los gnósticos y otras religiones como el budismo.

Jesús era culto y hasta intelectuales como Nicodemo iban a encontrarse con él de noche, a escondidas, para discutir temas filosóficos como el de la metamorfosis indispensable para poder dar un salto cuántico del frío culto a la ley a la libertad de espíritu del nuevo Reino por él anunciado.

Nacen así las hipótesis de que en vez de haberse quedado en Nazaret hubiese podido viajar a Egipto y hasta a la India durante su juventud. Conocía bien la cultura griega. Cuando los apóstoles le presentan un grupo de griegos que querían conocerle, usa con ellos de una fina ironía. A sabiendas de que para ellos la belleza corporal era fundamental y criterio de poder, Jesús les cuenta la parábola de la simiente, la cual si no se pudre en la tierra y no se la cubre de estiércol, no nacerá ni dará frutos. Lo opuesto a los puros criterios de la estética de la belleza griega.

¿Qué si Jesús estaba casado? Pocos teólogos y expertos en cuestiones bíblicas tanto católicos como protestantes lo ponen hoy en duda. Era práctica inconcebible para un judío de su tiempo no tener familia y descendencia ya que el judaísmo se transmite de madre a hijo.

Tan fuerte era ese motivo que en la Biblia a los patriarcas cuyas esposas eran estériles, Dios les pedía que se acostasen con una de las esclavas para darles descendencia. Fue el caso, por ejemplo, de Abraham casado con Sara que no podía procrear.

Jesús estuvo casado sin duda con la Magdalena que no era, como sostuvo durante siglos la Iglesia, una prostituta o endemoniada

¿Con quién estaba casado? Sin duda con la Magdalena, que no era, como sostuvo durante siglos la Iglesia, una prostituta o endemoniada. Con mucha probabilidad era una conocedora de la doctrina gnóstica, como aparece en algunos evangelios de aquella secta. A ella confiaba sus mayores secretos, algo que despertaba los celos de Pedro: “¿Por qué a ella y no a nosotros?”, se pregunta en uno de los evangelios gnósticos.

De no haber sido su mujer no hubiese sido a ella a quien se le apareció el día de la resurrección, antes aún que a su madre. Pedro se quedó perplejo preguntándose por qué no se les había aparecido a ellos, sus discípulos, ya que además las mujeres no contaban nada, ni eran creíbles en aquel tiempo. Ni siquiera como testigo ante un juez.

Fue siempre ese hecho el gran quebradero de cabeza de Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, que se murió sin entender por qué Jesús no se apareció antes que a nadie a Pedro, que era el jefe del grupo de apóstoles y lo hizo a una mujer.

¿Entonces, si no nació en Belén ni el 24 de diciembre vale la pena celebrar la Navidad? Sí, porque esa leyenda lleva en su entraña la añoranza del ser humano de pararse una vez al año para celebrar la vida, para apostar por la paz, un paréntesis para el perdón y la aceptación de los otros, sobretodo de los diferentes.

¿No fue por ser diferente, por no doblegarse al poder tirano e injusto, por predicar el perdón, bendecir a prostitutas y endemoniados y tocar a leprosos por lo que Pilatos mandó clavarlo aún joven en una cruz? Dónde y cuándo nació importa menos.

Mi amigo Jorge Perelló me escribe para felicitarme la Navidad, que dice “existe sólo para los rechazados”, y añade: “el resto es leyenda, historia y hasta superstición”.

Es cierto, pero en ese caso en la Navidad cabemos todos ya que de un modo u otro todos somos de algún modo rechazados por alguien, pobres de algo, solitarios, exiliados, a veces de nosotros mismos y a la vez buscadores de esa paz que el mundo rechaza porque es más fácil matar o mandar matar, que amar y perdonar.

Pero En E-21, Encontramos más artículos relacionados y mirá lo que encontramos.

Supuestamente, hace 2020 años nacía el hombre más seguido de las religiones monoteístas. Pero, ¿cuál fue el año verdadero en que este hombre desafió a las autoridades romanas de la época?

Hace 2020 años en Belén nacía Jesús de Nazaret, según el relato que hace de la historia el cristianismo. Años después se eligió cada 25 de diciembre para recrear el momento exacto en que María daba a luz, acompañada de José, su marido, granjeros y los Magos, siguiendo algunas tradiciones posteriores. Sin embargo, Jesús –o Cristo, para sus creyentes–, habría nacido cinco años antes, si se tienen en cuenta otras referencias históricas de la época.

La fecha fue impuesta por la Iglesia en el siglo IV. Hasta ese momento no se tenía noción de un día específico para recordar a quien comenzó con la mayor religión de la Tierra. Se determinó que fuera el 25 de diciembre porque a partir de ese día las jornadas comenzaban a ser más largas. El verano comenzaba a "triunfar sobre el invierno".

 Shutterstock 163

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Según el teólogo James Dunn, "se calcula que Jesús nació algo antes de la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 antes de la Era Común. Una fecha entre el 6 y el 4 antes de la Era Común concordaría con esa información histórica, como asume el relato de Mateo del nacimiento, y con la tradición de Lucas (capítulo 3, versículo 23) de que Jesús 'tenía unos 30 años' en el decimoquinto año del emperador Tiberio, estimado el año 27 o 28 de la Era Común". El cálculo del profesor de la Universidad de Durham fue escrito por el autor en su libro Jesús recordado, el cristianismo en sus comienzos, reproducido por el diario español El País.

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