“Ningún sindicato asumió el compromiso”: fracasó una reunión para frenar los paros en las escuelas públicas de Bahía Blanca
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MAR DEL PLATA.– El encuentro pautado entre familias de alumnos de escuelas públicas de Bahía Blanca, dirigentes gremiales y autoridades municipales vinculadas con los servicios educativos de esa ciudad no alcanzó avances en la búsqueda que los primeros emprendieron para garantizar actividad sostenida y sin interrupciones en las aulas tras la pérdida de varios días de clases por una seguidilla de paros.
“Vamos a tener 11 días hábiles por la vacaciones de invierno y les pedí, como muestra de buena fe, que se comprometan a que no iba a haber paros este mes: ninguno de los sindicatos dijo que podía asumir ese compromiso”, dijo Guillermo Sierra, padre de alumnos y convertido en referente de este reclamo, a LA NACION.
A veces, los docentes por sus salarios; otras, los auxiliares que dependen también del Estado y reclaman reivindicaciones; o ambos sectores a la par cuando la medida de fuerza la hace el servicio de colectivos urbanos y se complica llegar a los establecimientos escolares. Lo cierto es que decisiones sindicales llevaron a que los chicos perdieran más de diez días de clases en un par de meses.
La reacción, con fuerza de enérgico reclamo, llegó la semana pasada de parte de padres y madres de los alumnos, que bajo la misma consigna de buscar igualdad en el ritmo de enseñanza entre las escuelas públicas y la educación privada se autoconvocaron a través de las redes sociales para pedir a funcionarios y sindicalistas que no se pierda ni un día más de clases.
Con fuerza viral corrió la voz potente y seria de Sierra, cuando cuestionó a los dirigentes de distintos gremios por el impacto que tienen sobre el alumnado sus medidas de protesta sin asistencia a las aulas.
“Igualdad no es que los chicos hablen con la x, igualdad es que los chicos tengan clases todo el año y que los de las escuelas estatales tengan los mismos días de clases que los de las privadas”, planteó delante de otros padres, que lo aplaudieron. Y los retó: “No es para aplaudir, es para llorar”.
La cita de este lunes puso a la mayoría de los protagonistas del conflicto cara a cara. Antes, el pasado sábado, se realizó una manifestación en la Plaza Rivadavia, donde varios cientos coincidieron para reclamar por la continuidad de las clases. “Padres e hijos caminamos por el derecho a la educación”, explicaron en esta convocatoria abierta a toda la comunidad.
Los conflictos nacen en las medidas de fuerza del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (en particular su línea opositora, denominada Multicolor), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y el Sindicato de Obreros y Empleados de Maestranza (Soeme) por diversos reclamos.
Carina, que participó del encuentro de esta mañana, tildó de negativo el resultado de la reunión. “Terminaron diciéndose las falencias entre ATE y el Consejo Escolar, cuestiones administrativas que llevaban a paros locales, pero nada de respuesta al pedido de no afectar el desarrollo de las clases”, explicó a LA NACION.
Recordó que los padres autoconvocados pidieron a los gremialistas que tomen las medidas de fuerza que consideren necesarias, pero sin impedir que las escuelas abran ni el dictado de clases. “Que las hagan después del cierre de actividad escolar, nosotros podríamos apoyarlos en sus reclamos”, resaltó sobre la buena voluntad que se intentó expresar hacia los gremios y los derechos que buscan defender con sus paros.
Los próximos pasosInsatisfechos con la reacción de los gremios, y ante autoridades educativas locales a las que creen ver con las manos atadas o al menos poco hábiles para resolver este conflicto, ahora aguardan que llegue a Bahía Blanca el director de Consejos Escolares y Coordinación Institucional de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Perrone. Podría estar por la ciudad mañana o pasado.
“Pedimos que al menos no haya más medidas de fuerza que afecten la actividad escolar antes del receso invernal”, anticipó esta madre, una de decenas que se sumó a la reunión. “No es cuestión de echarse culpas como lo hicieron; queremos acompañarlos, pero no escuchan”, dijo.
En la búsqueda de mayor eco a su reclamo y mejores chances de respuestas también solicitaron la denominada Banca 25 del Concejo Deliberante, espacio reservado para que sectores de la comunidad presenten sus reclamos ante los ediles. Si bien la educación pública aquí es provincial, el municipio tiene su participación cercana mediante sus consejeros escolares, involucrados mucho más en la cuestión de infraestructura escolar, que también tiene sus problemas en el distrito.
“Mis hijos no solo no tuvieron clases por los paros de los distintos gremios: se suspendieron más días por ratas”, contó a LA NACION. La semana pasada, por desinfección en el edificio, la Escuela N°5 estuvo cerrada lunes y martes. El miércoles reabrieron las aulas, pero los roedores no se habían terminado de ir. “Tampoco tuvieron clases jueves y viernes, recién volvieron hoy a cursar”, comentó.
Según se informó, solo por problemas de infraestructura en establecimientos escolares –desde falta de calefacción hasta la presencia de ratas– se contabilizaron 17 medidas de fuerza gremiales. Los docentes también se repitieron en paros desde la línea interna que se enfrenta a la actual conducción de Roberto Baradel. Realizaron paros reiterados por 24 y hasta 48 horas, con altos niveles de adhesión. “Son paros políticos y los chicos son rehenes”, se quejan los padres.