Alejandro Burzaco, ex CEO de Torneos, escuchará este viernes su sentencia en el FIFAgate
Alejandro Burzaco, ex CEO de la empresa Torneos y testigo protegido de la Justicia estadounidense en la causa por el FIFAgate, escuchará este viernes el veredicto de la jueza Pamela Chen, del dist...
Alejandro Burzaco, ex CEO de la empresa Torneos y testigo protegido de la Justicia estadounidense en la causa por el FIFAgate, escuchará este viernes el veredicto de la jueza Pamela Chen, del distrito Este de Nueva York. Sus abogados esperan que, en caso de recibir una condena firme en alguno de los tres cargos por los que ya se declaró culpable (con una pena máxima entre todos de 60 años de prisión), le computen el tiempo que lleva a disposición de la Justicia. El empresario televisivo fue detenido en junio de 2015 en Bolzano, Italia, y luego extraditado a los Estados Unidos, donde permanece hasta ahora como testigo protegido.
La información que proveyó durante todo este tiempo a las autoridades del Departamento de Justicia estadounidense fue vital en los dos juicios celebrados hasta ahora: el primero, en 2017, culminó con las condenas al paraguayo Juan Ángel Napout, expresidente de la Conmebol, y a José María Marín, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). El segundo, a comienzos de este año, terminó con la sentencia para el exejecutivo de Fox Hernán López, también argentino, y la absolución de su colega Carlos Martínez, mexicano. En ambos casos, Burzaco se prestó a declaración testimonial ante la jueza y los fiscales: su primera intervención, en 2017, duró cuatro días. La segunda fue mucho más larga: once jornadas.
Calificado por la prensa estadounidense como “testigo estrella”, el exejecutivo de la televisión argentina se declaró culpable de los tres cargos que se le imputaban (asociación ilícita, conspiración de fraude y conspiración de lavado de dinero) el 16 de noviembre de 2015, y devolvió 21,6 millones de dólares, según informaron las autoridades judiciales. Primero tuvo una tobillera electrónica y sólo podía moverse en un radio delimitado de su domicilio neoyorquino. Luego, ya sin el dispositivo de seguridad, pudo trasladarse sin impedimentos. Siempre debió mostrarse colaborativo. Y brindar información “hacia arriba”. Es decir, que fuera relevante para las autoridades y pudiera servir para aportar nuevas evidencias en la causa. Que lo hayan utilizado en ambos juicios y que en el segundo, incluso, superara una moción de falso testimonio requerida por la defensa de López son dos datos concretos de la relevancia que tuvo el aporte de Burzaco durante todo este tiempo.
Un poco de historiaEl último tuit de Alejandro Burzaco como CEO de Torneos fue publicado antes de tomarse un avión a Zurich, Suiza. Allí, el 27 de mayo de 2015 se iba a realizar un Congreso de la FIFA que, además, conllevaba una elección presidencial: Sepp Blatter buscaba ser reelecto. Se enfrentaba con el príncipe jordano Ali bin al-Hussein. El ejecutivo argentino siempre estuvo cerca de Julio Humberto Grondona, fallecido en 2014, y se mantenía en el concierto de la FIFA como uno de los compradores de los derechos de TV de los Mundiales. La empresa para la que trabajaba (y que lo despidió en cuanto se supo de su implicancia en el escándalo conocido como FIFAgate), de hecho, sigue siendo una de las pantallas del Mundial.
La policía suiza, en conjunto con el FBI, organizó una redada en el hotel Baur Au Lac, uno de los búnkers de la FIFA en la opulenta Zurich, donde está su sede central. El objetivo era detener a varios dirigentes y empresarios relacionados con una trama de sobornos, lavado de dinero y fraude contable. La investigación estaba a cargo de la fiscal Loretta Lynch. En el listado de los buscados había varios argentinos: Hugo y Mariano Jinkis, de la empresa Full Play, José Margulies (nacionalizado brasileño, de la compañía Traffic) y el propio Burzaco. Aquel día no encontraron a ninguno.
Burzaco se aprovechó de su ciudadanía italiana para ganar tiempo. Viajó por tierra hacia ese país cuando medio mundo ya sabía que lo buscaban las autoridades estadounidenses. Se refugió en Bolzano, en el norte, vecino a la frontera con Austria. Cerca de los Alpes. En medio de la nada. Allí, y por consejo de sus abogados, esperó el momento justo para entregarse. Lo hizo el 10 de junio de 2015. Mariano Mendilaharzu, su abogado, habló desde Italia y dejó una declaración para la historia: “Alejandro Burzaco no es un hombre bomba”. El letrado aseguró entonces que su cliente sería extraditado a los Estados Unidos y que pedirían su excarcelación. Aquello no ocurrió y el ejecutivo se declaró culpable en noviembre de 2015. Ya era testigo protegido de los investigadores.
En 2011, Julio Grondona le avisó a Alejandro Burzaco que Fox podría ganar los derechos para EEUU a los mundiales 2018/2022 con una oferta de US$400M. Burzaco, en torno, pasó la información a Hernán López, CEO de Fox Intl Channels.
Poco tiempo después, Fox ganó los derechos.
A comienzos de 2017, Burzaco vendió el 20% de las acciones de Torneos que todavía tenía. LA NACION informó entonces que los compradores fueron otros dos accionistas, DirecTV y la familia Nofal. Entre ambos mantenían el gerenciamiento y la conducción de la empresa. Aunque el monto de la operación no fue revelado, la Justicia de Estados Unidos retuvo US$ 10 millones de esa transacción, de los cuales US$ 3,3 millones fueron usados por Burzaco para pagar sus gastos comunes y los honorarios de sus abogados.
Sus días en Nueva YorkSiempre a disposición de los investigadores, Burzaco vivió desde 2015 casi como un neoyorquino más. Jugó al ajedrez con algún compañero de ocasión en alguna plaza de Manhattan e incluso entregó y armó viandas en una iglesia cercana a Washington Square. Un sándwich y una bebida para cada uno. Alquiló durante este tiempo un departamento y, de acuerdo con el testimonio de quienes lo visitaron, no tiene rastro de los millones de dólares que supo amasar. Hasta la pandemia del coronavirus, su familia lo visitaba dos veces por año.
En noviembre de 2017, durante el primero de los dos juicios del FIFAgate, Burzaco confesó: “Participé en el pago de coimas desde que arranqué como accionista de Torneos, accionista directo en 2005, hasta que Grondona murió, en julio de 2014. El propósito de nuestro diálogo era arreglar, discutir los mecanismos bajo los cuales la coima iba a ser pagada; confirmar, en otros casos, que hubiera sido correctamente recibida. Pedir sus acciones o su influencia, incluso que la coima fuera pagada para ciertos contratos; firmar; extender; proteger; no rescindir, como en cada caso y en cada momento de mi vida en este negocio. Creo que esto es un buen resumen”.
Fanático del póker (aunque según sus allegados, “lo juega cada vez menos”), permaneció con su teléfono prendido las 24 horas. Debió responder preguntas y aportar documentación fehaciente. Todo ese trabajo puede verse recompensado (o no) este viernes, cuando la jueza Chen anuncie su veredicto y le entregue su condena al exzar del fútbol por TV en la Argentina.