Viena es un ejemplo de la típica ciudad centroeuropea. Ciudades de pasear fácil y con muchísima historia que contemplar.Es una ciudad que no debe dejar de visitar y perderse por sus calles y ver a los apacibles vieneses.
Les recomiendo que visiten los alrededores de la capital y que hagan un viaje en barco en el Danubio por los alrededores de la capital.No deje de comer en Viena la tarta Sacher. Consiste en dos planchas gruesas de bizcocho de chocolate y mantequilla separado por una fina capa de mermelada de albaricoque y recubiertos con un glaseado de chocolate negro por encima y los lados. El chocolate, que cubre la tarta, permite que se conserve durante períodos largos. Tradicionalmente, se suele acompañar de nata montada.
El Palacio de Schönbrunn “bella fuente”
Es conocido como “el Versalles vienés”, siendo uno de los principales edificios históricos del país y desde el siglo XIX ha sido una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Dentro de la iglesia hay importantes pinturas del italiano Giambattista Pittoni, que muestran la educación de María y San Juan Nepomuceno.
El palacio, junto con sus jardines, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 1996.
El emperador Leopoldo I encarga a Johann Bernhard Fischer von Erlach la construcción de un palacio para su hijo José. Se comienzan las obras en el año 1696 y finalizaría en el año. De esta primera construcción sólo queda la Capilla de Palacio y la Escalera Azul con un fresco de Sebastiano Ricci.
Carlos VI no mostró especial interés en Schönbrunn, pero será su hija, María Teresa quien convertiría el palacio en residencia veraniega de los Habsburgo. Durante el gobierno de María Teresa se procede además a una ampliación importante del palacio bajo la dirección de Nikolaus von Pacassi. La mayor parte de la decoración interior tiene su origen en esta época y es una de las pocas muestras existentes del llamado rococó austríaco.
Hacia el año 1765 Johann Ferdinand Hetzendorf von Hohenberg , asume la dirección de los trabajos de construcción del palacio. Su obra más significativa es la Glorieta que completa ópticamente el gran parque palaciego.
Entre los años 1817.1719 Johann Aman lleva a cabo una unificación y simplificación de la fachada siguiendo ya claramente los dictados del clasicismo. De esa época es también el color amarillo tan característico de la fachada, que hasta el siglo XX constituiría una de los signos de la monarquía habsburga, pues todos los edificios oficiales estaban pintados con el mismo color.
La antigua residencia de verano de los Habsburgo destaca con sus esplendorosas estancias imperiales y un fantástico jardín. Aquí residieron en su día María Teresa, el emperador Francisco José, la emperatriz Isabel y otros monarcas.
El palacio y los jardines, construidos después del asedio turco a partir de 1696, sufrieron una profunda reforma encargada por María Teresa.
El emperador Francisco José nació en el Palacio de Schönbrunn en el año 1830. El monarca pasaría la totalidad de sus últimos años de vida en esta residencia. El palacio cuenta con un total de 1441 salas, de las cuales 45 pueden ser visitadas. Las instalaciones interiores son de estilo rococó. La Salón de los Espejos del palacio oyó a Mozart interpretar piezas musicales cuando tan solo era un niño prodigio.
María Teresa celebraba sus conferencias secretas con el canciller de Estado, el príncipe Kaunitz en el gabinete chino oval. En el Salón "Vieux-Lacque" Napoleón pronunció una conferencia. El Salón Chino Azul fue el lugar en el que, en 1918, el emperador Carlos I firmó su renuncia a gobernar.
El Salón del Millón, revestido con palo de rosa y con ricas miniaturas traídas de India y Persia, es una de las salas rococó más hermosas que existen. En la Gran Galería se reunieron los miembros del Congreso de Viena de 1814/15.
Cambió la propiedad a través de Maximiliano II a los Habsburgos en el año 1569.
El Palacio Imperial de Hofburg
Es el palacio más grande de la ciudad. Fue la residencia de la mayor parte de la realeza austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgos durante más de 600 años, y de los emperadores de Austria y de Austria-Hungría. Es actualmente la residencia del presidente de la República austriaca.
Se trata en realidad de un conjunto palaciego que fue creciendo con el tiempo. Sus partes más antiguas corresponden a una vieja fortaleza del S.XIII en lo que hoy se conoce como “Ala Suiza”.
Desde entonces hasta nuestros días ha sufrido numerosas ampliaciones, entre las que destaca la llevada a cabo a partir de 1847, año en que el Emperador Francisco José I ordenó derribar las murallas de la ciudad para abordar la reforma urbanística más importante de la historia de Viena. Como resultado final, hoy podemos ver un conjunto formado por 18 construcciones rodeado por varios patios, plazas y jardines.
El palacio es conocido asimismo como residencia de invierno, dado que el lugar de veraneo preferido por la familia imperial fue el palacio Schonbrunn.
El palacio alberga el museo de Sissi y los salones imperiales. El palacio cuenta con 2.600 estancias, repartidas en 18 alas. Está situado en la parte antigua de la ciudad, en el primer distrito, a orillas del río Danubio.
Del gótico al historicismo, de moda en el siglo XIX, todos los estilos están representados en la docena de edificios que lo componen. En estos edificios se encuentran los antiguos salones imperiales, museos, dos capillas: la capilla de San José, en el ala leopoldina y otra la capilla gótica de San Miguel. Además, están la Biblioteca Nacional de Austria, la Escuela Española de Equitación, el Museo de Etnología de Viena y los despachos del presidente de la República.
Veinte salones están abiertos hoy día al público: son las estancias que habitaba Francisco José entre los años 1857 y 1916, y las mismas en las que vivió la emperatriz Sissi entre los años 1854 y 1898, y las que albergaron al zar Alejandro I durante el Congreso de Viena en el año 1815.
La Cámara del Tesoro es el nombre que reciben veintiuna salas ocupadas por los tesoros, tanto sagrados como seculares, amasados por los Habsburgos a través de los siglos. Estos tesoros comprenden las joyas de la corona y las insignias del Sacro Imperio Romano Germánico, el cuadro del emperador Maximiliano I realizado por Bernhard Strigel y los tesoros adquiridos cuando se casó con María de Borgoña en el año 1477.
Los salones del Hofburg sirven de marco para los conciertos clásicos que la Wiener Hofburg Orchester organiza de mayo a diciembre.
La Platería de la Corte es una especie de museo en donde se exhiben todas las piezas de platería que pertenecían a la familia real. Al finalizar la monarquía de los Habsburgo, toda esta platería pasó a ser posesión de la República de Austria.
En este museo admiramos las cristalerías lujosas y de gran valor con piezas hechas de plata y porcelana, así como mantelería y utensilios de cocina que se usaron cocina imperial.
El famoso Museo de Sisi. La vida de la emperatriz ha cautivado a un gran número de personas. Y no es para menos pues se trata de una intensa e inquietante historia. Una forma de acercarte a lo que fue Sisi en vida es recorrer las seis salas que constituyen el museo de su nombre.
Verás muchas de sus pertenencias en este museo, como vestidos y retratos. También escucharás relatos que te mostrarán la personalidad de Sisi, de cómo se rebelaba ante la vida propia de la realeza y de la corte, como se volvió una obsesa de la belleza, llevándola a preferir la extrema delgadez, y como se fue sumiendo en un estado cada vez más melancólico. Su necesidad de escapar de todos, y hasta de sí misma, la llevó a viajar por todo el mundo. La vida de la emperatriz terminó trágicamente en el año 1898 cuando en Ginebra fue asesinada.
El Palacio Belvedere
Fue construido entre los años 1714 y 1723 para el príncipe Eugenio de Saboya. El conjunto está formado por dos edificios principales (Belvedere Alto y Belvedere Bajo) y los extensos jardines que los separan. El palacio Belvedere fue diseñado por Johann Lukas von Hildebrant. La idea de la construcción era un recinto para celebrar fiestas y así aumentar la popularidad del príncipe. Tras la muerte del príncipe Eugenio, el palacio fue adquirido por la emperatriz María Teresa.
El complejo entero es considerado como uno de los más bellos y refinados ejemplos de arquitectura barroca. Aunque no tiene una historia tan ajetreada y larga como el Hofburg, en el Belvedere se recuperó la independencia, perdida en el Palacio de Hofburg, mediante la firma del Staatsvertrag del quince de mayo de 1955. Significó para Austria la independencia después de la II Guerra Mundial y alrededor de diez años de ocupación de los aliados.
A parte de la belleza de todo el conjunto palaciego, hay un buen motivo para visitar el Belvedere: sus colecciones de arte. Se puede apreciar una destacada colección de pinturas imperiales. En el piso superior acoge la galería austríaca de los siglos XIX y XX que, entre otras, muestra la conocida obra de de Gustav Klimt y su obra insignia es el famoso cuadro “El Beso”,
El Belvedere es conocido sobre todo como museo Encontraremos otras obras maestras de arte medieval, barroco, romanticismo, impresionismo, etc. Las exposiciones se dividen entre el Upper Belvedere y el Lower Belvedere. La más interesante es la del Upper Belvedere, donde se encuentra la exposición permanente. En el Lower Belvedere se pueden visitar estancias palaciegas, algunas obras de arte medieval y las exposiciones especiales.
Ubicado en el punto de más altura del jardín está el edificio del Alto Belvedere. Esta edificación es la principal del conjunto Belvedere, posee una fachada llamativa y elaborada. Su interior no es tan palaciego como se espera.
Las estancias que están decoradas son la de la capilla, el hall y el Salón de Mármol. Pero del resto falta decoración, las instalaciones son utilizadas como salas de exhibición de la Galería Austríaca con piezas de la Edad Media en adelante, más parecido a un museo que a un palacio.
En la planta baja de este palacio hay piezas maestras del arte barroco y del arte medieval, obras como estas también hay en la capilla. Pasando a la primera planta, hay obras vienesas provenientes de los años 1880-1900. La segunda planta se dedica al neoclasicismo y al romanticismo, allí también está la colección Biedermeier.Bajo
El Bajo Belvedere es más pequeño que el Alto Belvedere y su fachada no es tan llamativa como la de este último. Se exhiben colecciones del arte barroco austriaco, hay piezas de artistas que fueron protagonistas de la Edad de Oro vienesa. Entre sus salas más destacadas están:
Sala de los GrotescosLa Sala de los Grotescos cuenta con algunas famosas pinturas grotescas
Galería de Mármol
Galería de Mármol
Salón de los EspejosSalón de los Espejos
El Orangerie del Palacio Belvedere se encuentra junto al Bajo Belvedere. Es una elegante edificación, que en su época se utilizó como invernadero. En la actualidad, el espacio se usa para albergar distintas exposiciones temporales.
EL AYUNTAMIENTO DE VIENA
El ayuntamiento de Viena, construido entre los años 1872 y 1883 por Fiedrich von Schmidt, quien fuera el arquitecto de la catedral de Colonia, es el edificio civil de estilo neogótico más importante de Viena.
La altura de la torre es de 97,9 m, sobre la que se asienta el hombre de hierro del ayuntamiento, de 3,40 m de alto con el estandarte de seis metros, que se ha convertido en uno de los símbolos de Viena. El Ayuntamiento de Viena es la sede de la alcaldía y el centro de conferencias del senado de la ciudad/gobierno federal y consejo municipal/parlamento federal.
Es una construcción magnífica: se utilizaron unos 30 millones de ladrillos y más de 40.000 metros cúbicos de piedra natural. El patio del ayuntamiento, porticado con arcadas, es uno de los patios interiores más grandes de Europa con 2.804 m².
La sala de fiestas tiene una longitud de 71 metros, un ancho de 20 metros y una altura de 18,5 metros. Si las autoridades encargadas de la protección contra incendios lo hubieran permitido, habrían podido bailar vals 1.500 parejas al mismo tiempo.
En el interior del ayuntamiento y delante del mismo se celebran numerosos actos. Probablemente, uno de los más importantes y famosos, es el Life Ball, que se celebra todos los años en mayo. Pero también hay muchos más bailes que se llevan a cabo cada año en el escenario de este espectacular edificio.
A partir de noviembre, el mercado de Adviento crea un ambiente navideño a las puertas del ayuntamiento. Y de enero a marzo, la plaza y el parque del ayuntamiento se convierten en la pista de hielo más bonita del mundo.
El ayuntamiento alberga, entre otros, la Biblioteca Nacional y Municipal (con su extensa colección Viennensia) y los Archivos Municipales y Provinciales. Además en sus bajos hay un reconocido restaurante donde si les aconsejo que coman.
EL PARLAMENTO DE VIENA
Es uno de los edificios más famosos y céntricos de la ciudad y se construyó durante el gobierno de Theophil von Hansen durante los años 1874-1883. Hansen concentró en un edificio de estilo griego clásico, la sede del gobierno de Austria.
Delante del edificio del Parlamento, se encuentra la estatua de la diosa de la sabiduría de la mitología griega, Pallas Atenea. Durante la monarquía austrohúngara, el edificio albergó el Reichsrat de Cisleitania.
Tiene un estilo arquitectónico y artístico conocido como historicismo. Este edificio fue diseñado para rememorara la antigua Grecia, por ser considerada como cuna d ela democracia.
El edificio tiene un par de enormes salas de sesiones que se une por un pórtico central de buen tamaño. En una de las salas tiene lugar el Consejo Nacional y la otra destinada para el Consejo Federal.
El Imperio Austrohúngaro lo utilizó como sede del Parlamento, que correspondía al territorio austríaco. Sin embargo, este no fue siempre su uso, a lo largo de los más de cien años de su historia, el edificio lo han ocupado distintas instituciones parlamentarias.
Cuando el Imperio de la familia de los Habsburgos cayó en el año 1918, El Parlamento vivió uno de sus momentos más estelares y fue donde se proclamó la república austriaca.
Durante la II Guerra Mundial, el edifico sufrió los bombardeos, por lo que la mitad del edificio fue destruido y se tuvieron que realizar obras de reconstrucción que duraron hasta el año 1956. Estas reconstrucciones no pretendían cambiar el estilo del edificio, y se mantuvo su apariencia original. La sala del Consejo Nacional sí cambio sustancialmente, pues se intento un nuevo diseño que fuera más moderno y funcional.
La catedral de San Esteban
Está situada en la plaza de San Esteban, en pleno centro de la capital austríaca. La obra fue iniciada por Rodolfo IV de Austria y se levanta sobre las ruinas de dos iglesias anteriores, siendo la primera de ellas una parroquia consagrada en el año 1147.
El edificio experimentó también varias reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo distintos estilos artísticos. Es el símbolo religioso más importante de Viena y ha sido testigo de multitud de eventos de la historia de Austria.
En el exterior del edificio se pueden observar el tejado, las dos torres campanario y los pórticos de entrada al templo: el de los Cantores, el de las Torres, el del Obispo y el Gigante. La campana Pummerín es una versión reconstruida de la primitiva, que fue dañada por un incendio.
El interior de la catedral consta de tres naves y numerosos altares; cada uno de ellos alberga una variada cantidad de objetos y obras de arte que fueron recibiendo mediante donaciones de diferentes personalidades. Como en todo templo, antiguamente se realizaban entierros bajo el suelo, por lo que el lugar conserva los sepulcros de varios nobles del país.
A mediados del siglo XII, Viena se había convertido en un importante centro de la civilización alemana en Europa oriental, y las cuatro iglesias existentes, incluyendo sólo una iglesia parroquial, eran insuficientes para satisfacer la demanda religiosa.
Según el tratado, el obispo donó al margrave Leopoldo IV las tierras que se extendían más allá de las murallas de la ciudad, con la notable excepción del territorio asignado a la nueva iglesia parroquial, que se convertiría en la catedral de San Esteban.
Aunque anteriormente se creía que se había construido en un campo abierto fuera de las murallas de la ciudad, la nueva iglesia parroquial fue construida, probablemente, en un antiguo cementerio.
La historia de este templo se inicia en el año 1137, con una iglesia de estilo románico que, unos cien años después, se reconstruyó en un románico tardío. Se amplió utilizando un estilo barroco en el siglo XVII. El pórtico románico está flanqueado por las dos Torres de los Paganos, ambas de 64 metros de altura. La torre del norte, inacabada y con una altura de 68 metros, se cerró en el año 1579 con una cubierta renacentista.
La catedral fue provista de adornos barrocos en tiempos de la Contrarreforma. Algunos de los elementos colocados tienen una simbología asociada: las gárgolas del exterior representan a los malos espíritus.
En abril del año 1147 se produjo la consagración parcial de la iglesia, aún en obras, en presencia del obispo de Passau. Sus dimensiones eran exageradas para lo que era Viena, lo que señala la visión de futuro de su creador, quien la preparaba para llegar a ser sede episcopal o iglesia del ducado
Esta iglesia parroquial fue concluida en el año 1160, y poseía, con sus 83 metros de largo, el perfil de una catedral. Estaba orientada de la misma forma que la actual, hacia el punto de salida del sol. Se conocen las medidas de la nave central, que tuvo 12 metros de ancho, con unos 26 si se suman las tres naves, y una longitud, incluyendo el ábside de 83 metros.
La segunda construcción románica, iniciada en el año 1240, fue consagrada en el año 1263, y se conserva la fachada poniente con la gigantesca puerta, fue promovida esencialmente por los nuevos poderes, la burguesía y la casa ducal.
El nuevo edificio gótico de San Esteban empezó a construirse en el año 1304. El espacioso recinto de la nave, una de las más anchas de Europa, significa que la burguesía pudo alcanzar la posición dominante en la ciudad. Entre los años 1304 y 1344 se levantó el Coro. A partir del año 1359 se comenzaron a construir las paredes laterales de la nave central, las cuales encerraron como una funda la antigua nave románica.
Hasta el año 1446 no se concluyeron las últimas bóvedas bajo el gigantesco techo. Entre los años 1359 y 1443 se levantó la torre meridional. El primer rayo que cae sobre el altar mayor e ilumina el lugar se usa como símbolo del cielo abierto.
Las únicas partes que aún perduran del antiguo edificio son la Cámara Negra, situada en un nivel inferior de la Torre Pagana sur, y que actualmente alberga un confesionario, y una parte de los bajos de la planta oeste.
El Coro Albertino fue construido entre los años 1304 y 1340 durante el gobierno del duque Alberto II e influenciado por la burguesía vienesa, es un coro gótico de tres ábsides.
Se finalizó la aguja de la torre sur en el año 1443, las cornisas de la nave central en el año 1440, y el tejado antes del año 1474. La sacristía inferior se edificó entre los años 1417 y 1430 y, pegada a la nave sur. Los muros de la nave central se edificaron rodeando exteriormente los muros románicos, de manera que las obras permitiesen continuar las celebraciones religiosas en el interior.
Los inicios del siglo XVI fue una época marcada por los descubrimientos, las guerras contra los turcos y las turbulencias religiosas. Se detuvieron las construcciones medievales.
Durante los inicios del Humanismo se construyeron el púlpito, el pie del órgano del maestro Pilgram, la pila bautismal y la Sillería de los Consejeros, y muchas placas recordatorias de ciudadanos vieneses y especialistas de la Universidad.
La catedral tuvo una ampliación, de estilo barroco, realizada en dos partes: el altar mayor de los hermanos Pock fue finalizado en el año 1647. El altar mayor lo donó el episcopado, mientras que la burguesía hizo lo mismo con la ornamentación de la nave central.
En el año 1683, durante la segunda invasión turca a la ciudad, la catedral fue impactada por aproximadamente mil balas de cañón. Con el fin de engañar al enemigo y hacerle creer que había recursos materiales de sobra, el tejado fue reparado con lona.
Se amplió por orden de María Teresa la cripta en el año 1755, donde descansan los restos del duque Rodolfo IV y otros miembros de los Habsburgo. Se prohibieron los entierros en la catedral en el año 1782.
Durante el siglo XIX se restauró el edificio y se le añadieron diversos elementos.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial se protegieron las obras de arte más importantes: el Portal Gigante, el Púlpito y el Mausoleo de Federico III. Gracias a ello lograron salvarse del incendio sucedido entre el once y doce de abril del año. Como consecuencia del incendio se quemaron el tejado gótico, la sillería gótica de los Consejeros, el monumento a la liberación turca, las vidrieras, la gran cruz de Wimpassing, la cruz del jube, los oratorios imperiales, el órgano del coro, el Gran Coro, y casi la totalidad de las campanas, incluyendo la “Pummerin”.
En el exterior de la catedral se encuentran una vasta cantidad de figuras, debemos destacar la figura de San Esteban del año 1460. Es un original ubicado en la torre sur, sobre la primera planta, en el denominado Banquillo de Starhemberg.
Las gárgolas colocadas en el exterior del templo cumplían la función de espantar a los malos espíritus. En el arco interior derecho del Portal Gigante se encuentra una lápida funeraria romana escasamente legible. En el Portal del Obispo, en una hornacina enrejada se hallaban los llamados Tártaros que eran unas divinidades paganas.
Bajo los relojes de las Torres Paganas se encuentran las representaciones de un falo a la izquierda y una vulva a la derecha: representan un santuario pagano dedicado a una divinidad de la fertilidad.
Hay una simbología numérica: los ventanales de las naves laterales, lugar destinado a los fieles, se componen de cuatro partes; los correspondientes al coro, donde se produce el misterio eucarístico, se componen de tres partes. El remate de la torre con doce pináculos hace referencia a los doce Apóstoles reunidos en torno a Cristo.
La catedral guarda también algunas relaciones aritméticas: mide 111 pies (35,52 m) de anchura, y su longitud es tres veces 111 pies. La altura de la torre sur es 444 pies, cuatro veces 111 (136,08 m).
La leyenda del gallo de la catedral de San EsteBan
Un valiente e inteligente caballero vivía en Viena a finales del siglo XV. Su nombre era Kaspar von Schlezer y tenía un puesto de confianza en la corte del emperador Maximiliano I. Kaspar estaba casado con una mujer hermosa y de cálido corazón. La pareja era bien conocida por su extraordinaria felicidad.
Un día el emperador Maximiliano I le pidió a su leal caballero que viajara a Constantinopla para llevar un importante mensaje al Sultán.
Kaspar estaba preocupado por haber sido elegido para hacer el peligroso viaje y que en su ausencia, otra persona pudiera arrebatarle a su esposa. La esposa de éste tenía miedo de que pudiera perder a su amado esposo en ese viaje largo y peligroso. Pero a pesar de todo, él tenía que ir.
Llegó el día en que los amados esposos tuvieron que decirse adiós. La mujer colocó un crucifijo de plata alrededor del cuello de Kaspar. La cruz consagrada protegería a su amado esposo de las necesidades y peligros.
Después de un largo viaje, llegó a la residencia del sultán y le entregó el importante envío.
El valiente caballero ya estaba en camino de regreso a casa cuando fue atacado por bandidos. Fue capturado y vendido como esclavo. Muchos años de pesados trabajos siguieron al afligido noble. Sólo el crucifijo de plata, que pudo esconder de los ladrones le daba esperanzas de recuperar su libertad algún día.
La ausencia se prolongaba año tras año pasó. En el hogar, la esposa seguía de duelo por la pérdida. Después de cinco años cedió a la presión de la sociedad, renunció a la esperanza de un reencuentro y decidió comprometerse con un amigo de su esposo.
Cuando comenzaron a preparar la boda, Kaspar tuvo un sueño muy extraño: vio a su esposa de pie ante el altar de San Esteban, donde se acababa de casar con su amigo Knighot von Merkenstein. Al final de su pesadilla una tenue voz le susurró: “Todavía hay tiempo para evitar este matrimonio”.
Bañado en sudor, Kaspar despertó. En su desesperación gritó: “Debo estar en Viena mañana. Daría mi alma al diablo si esta fuera la única manera de que esto sea posible“. En ese momento el mismo diablo se presentó delante de él. Y tenía un gallo con él. “Esta ave nos llevará a Viena, pero quiero tu alma para eso“.
El desesperado hombre accedió bajo la condición de no despertarse durante todo el vuelo; de lo contrario Satanás no tendría poder sobre su alma. El diablo asintió con una sonrisa satánica.
Entonces ambos, diablo y caballero se sentaron sobre el gallo. En secreto, el noble tocó su crucifijo de plata y puso su vida en manos de Dios. A continuación, se quedó dormido.
El gallo partió y corrió con su pesada carga hacia el oeste. En cuanto amaneció San Esteban ya estaba a la vista. Lleno de alegría, el gallo siguió su instinto y dejó escapar un sonoro cacareo. Y el canto del gallo despertó Kaspar. El diablo había perdido el alma del caballero. Maldiciendo en voz alta el demonio tiró a Kaspar y al gallo al Danubio y regresó furioso al infierno.
Los pescadores sacaron a los dos del río y así Kaspar von Schlezer pudo llegar a tiempo a San Esteban. Felizmente pudo abrazar a su todavía esposa. En agradecimiento al gallo, que lo liberó de la esclavitud y lo llevó a tiempo de regreso a Viena, Kaspar mandó fabricar un gallo de hierro para el techo de la catedral de San Esteban.
Opera de Viena.