Posibles escenarios parlamentarios argentino tras las elecciones Por Guillermo Chas, abogado constitucionalista y consultor.
Más allá de lo que pueda ocurrir este Domingo, podremos hacer una lectura anticipada de las generales de noviembre. Guillermo Chas, abogado.
A solo unas horas de las elecciones PASO y luego de una campaña en la que primaron las frivolidades y las chicanas por sobre las propuestas, los argentinos tenemos enfrente las urnas. Estamos en la antesala de las elecciones generales de noviembre que podrían ocasionar cambios en el escenario político del País.
Desde su entrada en vigencia hace una década, las elecciones primarias recibieron críticas desde diversos sectores políticos, periodísticos y ciudadanos. El consenso es que son carísimas encuestas.
Los datos indican que, en las cinco primarias previas a las del próximo domingo, los niveles de competencia interna fueron bajos y sus resultados predecibles. Además, se han reiterado escenarios en los cuales los partidos, incluso los más importantes, compitieron con listas de unidad, desdibujando la finalidad de esta instancia electoral. Las PASO se habían ideado para promover la participación ciudadana en la selección de los candidatos de los distintos frentes y alianzas.
El interrogante es qué pasará en la Argentina a partir del próximo lunes. Más allá de lo que pueda ocurrir en las distintas internas partidarias, sin lugar a dudas con los resultados podremos hacer una lectura anticipada de las elecciones generales de noviembre.
En la Cámara de Diputados se renovará la mitad de sus miembros, por lo que la lupa estará puesta sobre lo que ocurra en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En tanto que el Senado de la Nación rotará solo un tercio de sus integrantes y serán Tucumán, La Pampa, Catamarca, Chubut, Mendoza, Corrientes, Santa Fe y Córdoba las provincias donde habrá competencia.
En el Senado está en claro que el retador no es el oficialismo nacional, que ocupa actualmente 15 de las 24 bancas que se pondrán en juego. El objetivo de conservar el número de senadores propios parece complicado, por lo que algunos en el Frente de Todos empiezan a mirar con buenos ojos conservar el quórum y sumar algún poroto más. Como se dice en la facultad, hoy en esa fuerza el cuatro es nota y el resto es lujo.
Considerando que el quórum en la Cámara Alta se alcanza sentando a 37 legisladores y que, actualmente, el oficialismo tiene 41 bancas propias y 2 aliadas, para no salir perdidoso deberá conservar al menos 6 de los 15 lugares que arriesga, o bien 8 si no quiere depender de terceros.
La tarea no será sencilla ya que, según las proyecciones que permiten hacer las encuestas más el presagio de algunos resultados de elecciones provinciales como es el caso de Corrientes, el oficialismo podría tener resultados adversos en Córdoba y Santa Fe, perdiendo un senador en cada uno de esos distritos.
En Chubut, donde en 2015 el oficialismo consiguió colocar los dos senadores por la mayoría y también el de la minoría en una alianza con el gobernador Mariano Arcioni, podría ahora retener solo uno de ellos. En Corrientes, por su parte, Camau Espínola retendría su banca pero está en duda que su segunda, Ana Almirón, pueda hacer lo propio. Hace dos semanas en la elección provincial el gobernador correntino, Gustavo Valdés, radical y aliado de Juntos por el Cambio, obtuvo el 77% de los votos frente al 23% del PJ.
En Tucumán y La Pampa, si las alianzas pudieran contener todos sus votos de las PASO y trasladarlo a la lista que se presente en las generales, el Frente de Todos podría llegar a perder un senador, y, en el mismo escenario de contención por espacio, en Catamarca sí se mantendrían dos senadores para el FdT y uno para JxC, a la inversa de lo que ocurriría en Mendoza, donde dos bancas quedarían para la oposición y una para el peronismo.
En resumen, en la Cámara que preside Cristina Fernández de Kirchner, la cosecha se vislumbra magra para el oficialismo, donde no solo le será imposible engrosar el número de senadores con los que cuenta (41), sino difícil mantenerlo, e incluso, en el peor escenario, podría llegar a perder hasta el quórum propio (37).
En Diputados, la situación es muy distinta, ya que la renovación de miembros se llevará adelante simultáneamente en todas las provincias, y quienes concluyen sus mandatos son aquellos diputados que ingresaron en 2017, cuando Juntos por el Cambio había sumado 61 legisladores contra 53 del Justicialismo (31 alineados al kirchnerismo y 22 a los peronismos provinciales).
Aquí el Gobierno de Fernández la tendrá más fácil, ya que a diferencia de 2017, el peronismo no se encuentra dividido y concentra los recursos que antes se encontraban en manos de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, la pregunta es si esa cohesión Justicialista logrará contener los votos obtenidos en los comicios donde fueron electos los diputados que este año concluyen sus mandatos. En caso de lograrlo, el oficialismo podría alcanzar la mayoría en la Cámara Baja, lo que le dará cierto aire político y le permitirá balancear la situación ante un panorama complicado en el otro hemiciclo del Congreso.
Las respuestas a todos estos interrogantes empezarán a conocerse el domingo y se irán consolidando de aquí a noviembre. Finalmente, el 10 de diciembre quedará configurado el nuevo tablero político en miras a la segunda mitad del mandato de Alberto Fernández.
Por Guillermo Chas, abogado constitucionalista y consultor.