Cobraron un “fuera de juego” a la cotidianidad
La editorial de uno de los integrantes de Bandera Blanca.
Por Germán Faure
El fin de semana se izó una bandera. Nadie la notó porque tal vez, al ser blanca, se perdía de vista entre las nubes. Sucedió de manera sutil, silenciosa entre el fresco primaveral, como el rumor de una heladera en la madrugada. Un evento cultural de primer nivel comparado casi con el Mastai del 2019. Tan grande en calidad que la suspensión de lo cotidiano alcanza hasta este domingo en el que estoy escribiendo esto. Los acérrimos seguidores de “Bandera Blanca” que ya están hartos de escucharnos hablar de una tregua a la cotidianidad van a entendernos. Pero a aquellos que no están familiarizados con este concepto lean con precaución, ya que tal vez no vuelan a ser los mismos que antes.
Tengo el agrado de comentar que durante este último fin de semana, a propósito del “Primer Congreso de (mil profeores/ 8 autores) 8 x 1000” que llevó a cabo la Editorial Orsai bajo el marco de La feria del Libro que se realizó acá en Mercedes; conforma a mi criterio, el ejemplo ideal que queremos sostener y pregonar en nuestro segmento radial de los jueves a las 12.30hs. Todos los elementos se disponen para alcanzar “la tregua de la cotidianidad” que ocurrieron durante la tarde del viernes y del sábado.
Qué ocurrió en este evento se preguntarán. Primero, un despliegue de primer mundo, o al menos, de lo que estamos capacitados para soportar los mortales: con pantallas, micrófonos, cámaras que transmitían por streaming y posibilidad de preguntas a los autores. En segundo lugar y no menos importante, un espacio inabarcable para la exposición de diferentes stands de libreros, autores y artesanos de la ciudad, foodtrucks y una obra teatral de los chicos del “proyecto envión” de la ciudad de Suipacha. Como también la presentación de un libro “Trabajo de hormigas”, una antología de cuentos y poesías escrito por profesores y estudiantes del Instituto de Formación Docente y Técnica Nro 7.
Las charlas en cuestión consistieron en autores de un alto reconocimiento nacional que expusieron algunas técnicas que conlleva el acto de escribir, reflexiones y estrategias sobre cómo abordar la docencia y algunos vericuetos a los que se enfrentan los periodistas de ahora y durante épocas pasadas. Referentes como Felipe Pigna que sugería la revisión de algunas palabras, referidas a la historia, que solemos usar de manera errónea en nuestro lenguaje cotidiano. También Selva Almada, que sugiere con una humildad gigante, que escribir es algo que es muy difícil de encuadrar con un método. Maria O´Donnell férrea y concisa en su carrera como escritora y politóloga que nos demostraba las dificultades que presentan el género de ficción y el de no ficción. Como también un poeta al que admiro mucho y que ya les he leído en nuestros programas de los jueves, Fabián Casas, que simplemente su conferencia fue genial.
No hay que quedarse únicamente con el evento en sí. Con la estructura del mismo, con lo mostrado y vendido o con lo potenciado y aprovechado. Hay que ver al evento como una oportunidad de desconstruir la sensación de distancia que nos producen los referentes intelectuales contemporáneos con nosotros. Este evento, de la mano del gordo (Hernán) que actuó como voz omnipresente entre artista y nosotros, lograron lo inimaginable: que un puñado de personas con ganas de escuchar a los que saben, se queden quietos durante varias horas.
Fuente: Germán Faure