Consumo seguro: ¿Qué tan efectivos son los filtros de agua? Aclaraciones para tener en cuenta
NUEVA YORK.– En años recientes surgieron crisis de seguridad del agua en varias ciudades, donde se filtraron metales como el plomo o bacterias al agua de la canilla, lo que hizo que la gente deb...
NUEVA YORK.– En años recientes surgieron crisis de seguridad del agua en varias ciudades, donde se filtraron metales como el plomo o bacterias al agua de la canilla, lo que hizo que la gente deba recurrir al agua embotellada o tenga que hervirla para eliminar los patógenos. Sucedió en Baltimore; Flint, Míchigan; Jackson, Misisipi, y Newark, Nueva Jersey.
En Wilmington, Carolina del Norte, se detectaron altos niveles de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por su sigla en inglés) en la cuenca local. Las PFAS se relacionaron con varios trastornos de salud, como cáncer, lesiones hepáticas y problemas de fertilidad. En marzo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) propuso una nueva normativa para reducir los niveles de seis tipos de PFAS en el agua potable.
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Si bien el agua potable no es la única fuente de exposición a las PFAS, que también fueron detectadas en envolturas de alimentos, sartenes y ropa impermeable, estos incidentes generan dudas acerca de la seguridad de los suministros municipales de agua en los Estados Unidos y muestran la necesidad de tomar medidas adicionales de filtrado, incluso fuera de las zonas que sufren una crisis grave.
En ese caso, ¿hay filtros de agua domésticos que puedan ayudar?
Problemas con el sistemaEl saneamiento del agua es considerado como uno de los mayores avances sanitarios del siglo XX, pues ayudó a reducir de manera considerable la tasa de mortalidad por enfermedades infecciosas. Las normas de seguridad del agua se consagraron en la Ley de Agua Potable Segura de 1974, la cual le otorga a la EPA la autoridad para restringir las cantidades de muchos metales, bacterias, pesticidas y otros contaminantes nocivos que pueden detectarse en el agua. Las agencias estatales supervisan las plantas de tratamiento de aguas para garantizar que cumplan la ley y, si se produce alguna infracción, están obligadas a notificarlo a los consumidores en un plazo de 24 horas. En tanto, los dueños de pozos privados son responsables de garantizar que su agua esté libre de contaminantes.
Sin embargo, desde la aprobación de la Ley de Agua Potable Segura surgieron otros problemas en el monitoreo del agua. Por ejemplo, la mayoría de las plantas de tratamiento no están equipadas para eliminar contaminantes más modernos, como las PFAS, los fármacos y las sustancias químicas que alteran el sistema endócrino, señaló Detlef Knappe, profesor de ingeniería civil, ambiental y de la construcción de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien fue uno de los primeros en publicar artículos sobre el problema de las PFAS en Wilmington.
Otra inquietud es si estamos “estableciendo normas a un ritmo que refleje nuestro conocimiento sobre la ciencia de nuestra agua”, opinó David Cwiertny, profesor de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Iowa. Cwiertny puso el ejemplo del nitrato, un contaminante agrícola presente en el suministro de agua de Des Moines, Iowa. Aunque la planta de tratamiento toma medidas para eliminar el contaminante, hay dudas en torno de si los niveles permitidos podrían seguir ocasionando daños a la salud.
El envejecimiento de las infraestructuras también es un problema. En varias de las crisis recientes, se produjo la contaminación cuando el plomo se filtró al agua en su recorrido por las tuberías de distribución. La normativa nacional sobre la cantidad de plomo permitida en las tuberías se fue reforzando con los años, pero muchos sistemas antiguos de distribución de agua no se actualizaron y contienen niveles inseguros.
“A menudo, las cosas van mal porque no se invierte lo suficiente en este tipo de infraestructuras –afirma Knappe–. El ritmo al que estamos sustituyendo las tuberías del sistema de distribución en la red no está a la altura del ritmo necesario para mantener el sistema”.
Por último, según los expertos, las plantas de tratamiento de aguas no están equipadas para los fenómenos meteorológicos extremos que volvieron más comunes con el cambio climático. Ese fue parte del problema en Jackson, donde las inundaciones que causaron las fuertes lluvias rebasaron la capacidad de una de las plantas de tratamiento de la ciudad y esto provocó que agua sin tratar y cargada de bacterias llegara a los hogares.
En la actualidad, las crisis de Flint, Baltimore, Jackson y Newark son casos excepcionales: los suministros públicos de agua en Estados Unidos son seguros en general, afirmó Thanh Nguyen, profesora de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Illinois, campus Urbana-Champaign. No obstante, “la cantidad de excepciones podría aumentar con el tiempo si no” actualizamos las infraestructuras, comentó.
Qué pueden hacer los filtros domésticosSi se detecta una crisis en tu zona, las autoridades locales te darán recomendaciones sobre la mejor manera de mantenerte a salvo. Si en general te preocupan los posibles contaminantes, los filtros de agua caseros pueden ayudarte a solucionar algunos problemas.
La mayoría de los filtros contiene carbón activado para captar contaminantes y este puede utilizarse en jarras, dispensadores de heladeras, accesorios para canillas o sistemas instalados debajo de la pileta de lavado. El carbón activado es bueno para eliminar muchas sustancias químicas y metales, pero no todos (por ejemplo, no captura el nitrato) y no puede filtrar la mayoría de las bacterias.
El Instituto Nacional Estadounidense de Estándares (ANSI, por su sigla en inglés) y NSF International, dos grupos independientes que evalúan el rendimiento de productos, establecieron normas para los filtros de agua. Las empresas no están obligadas a fabricar productos que cumplan con las normas NSF/ANSI, pero, como “no hay ningún requisito regulado a nivel federal”, la certificación puede ayudar a “garantizar que el producto no es una falsificación o que en realidad es eficaz”, afirmó Kyle Postmus, director de la División Global de Agua en NSF International.
La norma 42 de NSF/ANSI se refiere a la estética como el sabor, el olor y el aspecto. La norma 53 se centra en la seguridad, para garantizar que los niveles de plomo o mercurio, así como de algunos pesticidas y productos químicos industriales, estén por debajo del límite aceptado. Las certificaciones son para contaminantes individuales y el producto debe especificar todos los contaminantes que tiene autorización para reducir.
Los filtros domésticos parecen funcionar razonablemente bien para las PFAS y ahora también pueden tener la certificación de la norma 53 de NSF/ANSI para algunas de esas sustancias químicas. En un estudio publicado en 2020, Knappe y sus coautores descubrieron que, en promedio, los filtros para jarras y heladeras que utilizan carbón activado reducen los niveles de las PFAS alrededor de un 50%. Los sistemas de filtrado más avanzados, que emplean un proceso conocido como ósmosis inversa, tuvieron una eficacia superior al 90%, pero son mucho más caros y desperdician una cantidad significativa de agua.
A veces los filtros pueden ser más perjudiciales que benéficos. La investigación de Nguyen reveló que, si el agua permanece en una canilla o en un filtro bajo la pileta de lavado durante mucho tiempo –por ejemplo, toda la noche–, en realidad puede recoger más contaminantes, como plomo y bacterias. Esto se debe a que el agua se baña en altas concentraciones de contaminantes atrapados por el carbón activo. Cuando se abre la canilla, sale el agua contaminada. Nguyen dice que es importante enjuagar el filtro de agua durante al menos 10 segundos antes de beber de él. Además, hay que cambiar el filtro con regularidad.
La mayoría de los expertos entrevistados para este artículo dijeron que utilizaban un filtro doméstico, pero ninguno afirmó que fuera esencial. Algunos usaban filtros por cuestiones de sabor, mientras que otros decían que era una medida de precaución. “No todo el mundo los necesita, pero se me ocurren muchas razones por las que la gente podría necesitarlos”, afirmó Cwiertny. “Lo que yo recomendaría es que la gente tome decisiones informadas y sepa por qué compra un dispositivo”, por ejemplo, por un problema de sabor específico o para filtrar un contaminante conocido.
Los expertos advirtieron que, si tu región tiene un problema conocido con el plomo u otro contaminante, un filtro es como un vendaje para una herida que necesita cirugía: todavía falta abordar el problema mayor de las tuberías o el suministro de agua.
Por Dana G. Smith