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David Beckham, ese “mal compañero” que tenía “cero compromiso con el equipo” y que ahora ayudará a adaptarse a la MLS al Lionel Messi que no vende glamour

Fracasado su deseo de quedarse en Milan, David Beckham se vio obligado a regresar en 2009 a Estados Unidos para completar su contrato de cinco años con Los Angeles Galaxy. El primer amistoso de la...

Fracasado su deseo de quedarse en Milan, David Beckham se vio obligado a regresar en 2009 a Estados Unidos para completar su contrato de cinco años con Los Angeles Galaxy. El primer amistoso de la vuelta fue el 19 de julio. “Vaya fraude en casa”, lo recibió una pancarta en el estadio que entonces se llamaba “Home Depot Center”. Los fanáticos de LA Riot Squad lo silbaban cada vez que recibía la pelota. Apenas terminado el partido, Beckham señaló a uno de ellos y lo desafió a pelear. Josh Paige, técnico de videojuegos de 28 años, aceptó el reto y saltó al campo. Fue sacado de inmediato por la seguridad. La MLS multó a Beckham. El partido siguiente en Kansas, y el crack inglés repitió el incidente con otro fanático. “Beckham”, decía una crónica, “comenzó a usar entonces camisetas de manga corta «mostrando sus tatuajes de hombre duro»”. Son recuerdos incómodos. Porque Beckham, hoy puro glamour, sonríe en estos días en Miami junto a Leo Messi, su supuesto sucesor en la misión evangelizadora en la tierra del soccer.

Cuando ya en 2006 decidió ir a Estados Unidos, Beckham recibió una ironía de parte de Ramón Calderón, entonces presidente de Real Madrid: “Se va a Hollywood para ser estrella de cine”. En Los Ángeles fue recibido por Tom Cruise y Katie Holmes. A su debut fueron Sharon Stone, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, gobernador de California. Mansión en Beverly Hills. Tapa de Sports Illustrated. Campaña de Adidas. Documental favorable en ESPN. Y contrato mentiroso de “250 millones de dólares”, engaño de sus agentes, que además obligaron al personal a aplaudir en fila cuando el crack, al día siguiente del debut, ingresó a su fiesta de recepción en el Museo de Arte Contemporáneo. Estaban George Clooney, Jim Carrey, Oprah Winfrey y otras celebridades.

Pero en la primera temporada, Beckham, lesionado, iba al banco por compromisos con sponsors. Y en la segunda, Galaxy sumó trece fechas sin ganar. No cayó a la B porque en Estados Unidos no hay descensos. La agencia de paparazzi Bauer-Griffin hasta se burló de la voz de Beckham, difícil para los shows de TV, y The New York Post describió como “orgía de autocomplacencia” al reality Coming to America, de Victoria Adams, la esposa Spice. El matrimonio se fue a Milán. Capital de la moda para Victoria. Y vidriera necesaria para David, que necesitaba mostrarse en un nivel más exigente, requisito del DT Fabio Capello si quería ser convocado para el Mundial Sudáfrica 2010. En Los Ángeles se hablaba de “error colosal” y de que su ciclo había concluido. “David Beckham”, lo despedía Los Angeles Times en junio de 2009, “es historia”.

Pero el crack debió retornar. Y, al volver, se encontró con el libro The Beckham experiment. Su autor, Grant Wahl (el periodista estadounidense que sufrió un ataque cardíaco y murió en pleno Mundial de Qatar), describió allí el modo en el que la agencia de Beckham (19 Entertainment, dirigida por Simon Fuller, creador de American idol) había asumido el control de Los Angeles Galaxy y provocado las salidas del DT, Ruud Gullit, y el gerente general, Alexi Lalas. El libro, que sí aceptaba el aporte de la estrella a los negocios de Galaxy, quedó fuera del control de la agencia del crack, que había exigido dinero para participar. Wahl cuestionó la falta de preparación de la MLS para recibir a Beckham. Contó que la megaestrella jugaba con compañeros de equipo que ganaban apenas entre 13.000 y 30.000 dólares por año. Y ofreció un testimonio devastador. Landon Donovan, que en ese momento era la figura de la selección de Estados Unidos, capitán desplazado de Galaxy, describía a Beckham como a un líder ausente, un mal compañero que tenía cero compromiso con el equipo.

El DT Bruce Arena obligó a que los dos astros se reconciliaran. Galaxy, con un plantel renovado y competitivo, ganó títulos de la MLS y Beckham (si bien con altibajos, un nuevo paso breve por Milan y una negociación frustrada con Tottenham Hotspur) anotó 18 goles y 40 asistencias en 98 partidos hasta su salida, en 2012, coronación incluida y recepción de Barack Obama en la Casa Blanca. Más que su aporte como jugador, sirvió su impacto mediático, que influyó para que miles de jóvenes estadounidenses se interesaran por el soccer.

Leo no habla inglés, no vende glamour ni chica Spice. Pero es Messi, flamante campeón mundial y fichaje de más calidad en la historia de la MLS. Eso sí, llega a un equipo que está último, lleva once partidos sin ganar y atrae pocos miles de personas a su pequeño estadio improvisado.

Jorge Mas, el cubano anticastrista que compró a Beckham buena parte de sus acciones en Inter Miami, anticipó este martes que la MLS, que centraliza todos los contratos de los jugadores e impone límites presupuestarios a todos los equipos, flexibilizará sus reglas para que Messi, que ya sumó a Sergi Busquets y Jordi Alba, pueda tener más compañeros de calidad. Lo necesita Apple para su negocio de la TV. Mas sugirió que Inter puede jugar como local en el Hard Rock Stadium (75.000 personas) y haría giras por el exterior. Y que Beckham, que está preparando su propia película autobiográfica con Netflix, será clave para ayudar a la adaptación de Messi. Son días de más publicidad que periodismo.

Agosto suele ser mes de huracanes en Miami. El de Messi, claro, es esperado por todos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/david-beckham-ese-mal-companero-que-tenia-cero-compromiso-con-el-equipo-y-que-ahora-ayudara-a-nid19072023/

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