De “segundo padre” a “delincuente”, el giro de Javier Milei con Ricardo López Murphy
Primer acto: desbordado por el entusiasmo, Javier Milei alza la voz delante de la cámara de su computadora: “Me alegra profundamente que mi querido amigo, que es como mi segundo padre, que es Ri...
Primer acto: desbordado por el entusiasmo, Javier Milei alza la voz delante de la cámara de su computadora: “Me alegra profundamente que mi querido amigo, que es como mi segundo padre, que es Ricardo López Murphy haya decidido volver al ruedo político”. Corría 2020, la era de los zooms en pandemia. Segundo acto: ante una sala José Hernández desbordada, Milei despotrica contra los “chantas con credencial de economista” y acusa a uno en particular de “traidor y delincuente”. Horas después aclaró que no aludía a José Luis Espert, como interpretaron todos los medios de comunicación y el público, sino a... Ricardo López Murphy.
Entre una y otra declaración solo se mantienen los gritos. Una relación de respeto profesional, cierta admiración y calidez humana quedó empañada por las opciones electorales de uno y de otro, pero desde la noche del domingo pareció haber quedado al borde de la ruptura. El motivo definitivo fue una crítica técnica de López Murphy a la propuesta de dolarización de Milei.
Los caminos de López Murphy, de 71 años, y de Milei, de 52, se cruzaron hace tiempo. Se respetaban, compartían lecturas y participaban con asiduidad de disertaciones públicas como referentes intelectuales del liberalismo argentino. Existía una conexión de maestro-discípulo, que el ahora candidato de La Libertad Avanza acostumbraba a enfatizar.
Tan atrás como en 2014 es posible encontrar referencias a charlas que compartieron ante audiencias sin pretensiones de masividad. Milei era un tertuliano emergente de los canales de televisión y López Murphy, un referente que parecía resignado a la jubilación política después de haber sido ministro de Economía (2001), candidato a presidente (2003) y postulante a diversos cargos en la Ciudad de Buenos Aires.
Pero fue en 2019 cuando la relación entre los liberales empezó a estrecharse y encaminarse a un proyecto electoral. Si bien ambos finalmente quedaron afuera de la campaña presidencial de Espert (sacó 1,9% de los votos), se juntaron pasadas las elecciones para insistir con la idea de un frente que representara las ideas del liberalismo. Viajaron juntos a Córdoba para la cumbre de la Fundación LiberAR horas después de la asunción de Alberto Fernández, acompañados por Espert, Juan José Gómez Centurión, Victoria Villarruel, entre otros, para un primer ensayo de esa confluencia.
Durante la pandemia, en 2020, la idea pareció cuajar. “Si hay futuro, ese futuro es liberal. Vamos a dar el batacazo en 2023″, pronosticó Milei en el mismo video de redes sociales en el que celebró la decisión de López Murphy de volver a la competencia electoral.
Para entonces, el exministro de origen radical ya había retomado el diálogo con referentes del Pro, como Patricia Bullrich y el propio Horacio Rodríguez Larreta, acaso el dirigente más odiado por Milei.
El espacio libertario se consolidaba en los albores de 2021. Espert, Luis Rosales, Cynthia Hotton, López Murphy y Milei llegaron a anunciar en marzo de aquel año el lanzamiento del “Frente Vamos” para competir en las elecciones legislativas de octubre de aquel año. Era una amenaza para Juntos por el Cambio, todavía en lucha por su supervivencia y con un gobierno kirchnerista que no había caído tanto en su popularidad. Otros nombres que se sumaban eran los de José Romero Feris, Gustavo Segré, Agustín Etchebarne, Carlos Balter, Alejandro Fargosi, Fausto Spotorno, Yamil Santoro, Guillermo MacLoughlin y Gustavo Lazzari.
Según se informó en un comunicado, el nuevo grupo buscaba “levantar la bandera del federalismo republicano y salir del círculo vicioso bipartidista que conduce una y otra vez al fracaso”.
El pacto voló por los aires antes del acto en el que iba a ser presentado. “Vamos” no fue a ninguna parte y los libertarios se desperdigaron por todo el tablero político.
Milei creó La Libertad Avanza y se lanzó en la Ciudad. Espert, en un rapto de originalidad, anotó Avanza La Libertad, para competir en la provincia de Buenos Aires. Hotton armó su propio partido con los evangelistas. Y López Murphy dio el paso de integrarse a Juntos por el Cambio: presentó una lista de diputados en las PASO para competir contra la que lideró María Eugenia Vidal.
De esas elecciones de agosto/octubre emergió Milei como la nueva gran figura de la política argentina, capaz de acomodarse entre las dos coaliciones que se disputan el poder. En la PASO su lista sacó 14%, 3 puntos más que la de López Murphy. En las generales subió a 17%. Los dos liberales, ahora en ejércitos distintos, se reencontraron en el Congreso de la Nación, donde también asumió Espert.
Hasta donde pudo saber LA NACION el vínculo entre Milei y López Murphy se mantuvo en términos cordiales durante este año y medio que llevan como diputados nacionales. Uno pelea por la presidencia con números que asombran. El otro quiere ser candidato a jefe de gobierno porteño, aliado a Patricia Bullrich.
Pero algo estalló cuando Milei leyó una entrevista en Perfil en la que aquel a quien llamó “mi segundo padre” refutó su proyecto estrella para la economía.
El choque por la dolarizaciónEn particular López Murphy cuestionó los dichos de Milei sobre la necesidad de terminar con el señoreaje del Banco Central, es decir los ingresos que obtiene el Banco Central a partir del monopolio de la emisión de dinero. “Hay un tema en general, que se ve como atajo, si no existe una pócima mágica, una salida que nos resuelva los problemas. Argentina tiene un problema muy complejo de estructuras políticas y de organización económica. Para que eso sea viable hay que sanear el fisco, lograr equilibro intertemporal. Al ser rígido, el patrón monetario tiene que flexibilizar el resto de la economía, eso implica reformas muy profundas en la organización empresaria y laboral”, dijo el exministro. Y ante una pregunta específica sobre el señoreaje añadió: “En la convertibilidad, Domingo Cavallo adoptó la caja de conversión porque obtiene los beneficios de la dolarización pero se queda con el señoreaje. Porque los dólares que usted tiene en la caja los deposita y cobra interés. Si usted usa los dólares directamente, se pierde eso. Eso puede ser un número, yo una vez calculé que era medio Producto Bruto Interno”.
El domingo, en la Feria del Libro, Milei retomó la discusión: “No podemos olvidarnos de los chantas que tienen credencial de economista. En ese sentido, me parece obsceno que un economista pseudo liberal, porque ahora ya ni le puedo decir liberal, un traidor, un traidor, un verdadero traidor, días atrás reclamó por el hecho de que si nosotros dolarizábamos íbamos a perder el señoreaje”.
La audiencia lo ovacionó y ya a los gritos, insistió: “Es el señoreaje la que le roban los políticos ladrones a todos nosotros, a todos los argentinos de bien. ¿Qué liberal puede ser un tipo que aboga por el robo a los argentinos de bien? Un delincuente, un traidor, por eso se pasó a las filas de Juntos por el Cambio”.
Lo insólito de la situación es que -como no dio nombres- los asistentes creyeron que hablaba de Espert, que un día antes había anunciado en la Feria su intención de anotarse en Juntos por el Cambio como candidato a presidente. A Espert le mostraron el video mientras estaba al aire en LN+ y respondió, como si también si sintiera aludido. Y todos los medios que cubrieron la conferencia del candidato lo entendieron así.
Pero dos horas después el propio Milei aclaró que no se refería a Espert si no a López Murphy. Concretó, al fin, esa maniobra tan habitual entre los cultores de lo que él llama “casta” política y que se conoce como “matar al padre”.