La historia de Damián Schneider, el argentino que se hizo árbitro de casualidad y dirigirá la final del Mundial Sub 20 de rugby
Hay golpes en el camino de una persona que abren oportunidades. Hay quienes las toman y quienes no. Damián Schneider está en el primer grupo, porque una lesión que lo podría haber alejado defin...
Hay golpes en el camino de una persona que abren oportunidades. Hay quienes las toman y quienes no. Damián Schneider está en el primer grupo, porque una lesión que lo podría haber alejado definitivamente del rugby, lo sumergió aun más en él y se convirtió en su medio de vida. A los 30 años, arbitrará la final del Mundial M20 entre Francia e Irlanda programada para este viernes a las 14 (hora argentina) en el Athlone Sports Stadium de Ciudad del Cabo: “Nunca me imaginé donde estoy. Lo mío fue un progreso, me fueron llevando desde la Unión Argentina de Rugby (UAR), empezando por torneos juveniles, argentinos de mayores, nacionales de clubes y, luego, el referato internacional. El Mundial M20 es como la puerta de entrada al rugby de mayores de nivel 1, al top 10. Siempre es muy importante poder estar en un torneo así y poder dirigir la final es un privilegio enorme”.
A poco menos de 24 horas de hacer historia porque nunca antes un argentino estuvo en ese duelo decisivo, el rosarino, tras una larga jornada de preparativos en Sudáfrica, recorrió con LA NACION el camino que tomó cuando dejó el deporte y que transitó para llegar a donde nunca imaginó, al “partido más importante” de su carrera. “Yo no me lesioné jugando al rugby en Old Resian Club, sino que es una lesión hereditaria. Me recomendaron no hacer deporte de contacto y fue difícil a los 17 años que te digan eso. Lo único que quería hacer es seguir vinculado con el deporte y me quedé cerca de mi división, que es la promoción 93/94. Gracias a eso tuve la oportunidad de dirigir un amistoso y se me abrieron las puertas para empezar a crecer”, remarcó.
Ese encuentro bisagra en su vida fue en 2010, mientras en su Rosario natal se desarrollaba la Copa del Mundo M20, en la que Nueva Zelanda se consagró campeón. Se organizó un duelo en Old Resian Club y no había árbitros. Agarró un silbato, se metió a la cancha y su vida cambió para siempre: “Me gustó, empecé a hacer cursos en la Unión de Rugby de Rosario (URR) y me di cuenta que tenía ganas de hacerlo. Me animé y arranqué ese mismo año. Se dio todo de casualidad”.
En 2019, quien recientemente cumplió 30 años se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y, si bien no ejerce la profesión, trabaja en una empresa familiar, en paralelo a su labor como referí profesional: “Hago un poco de las dos cosas. No lo hago por lo económico, porque todos los deportes tienen una fecha de caducidad, y yo no me siento cómodo dedicándome solamente al arbitraje. Es un buen balance en la vida de uno tratar de tener un desarrollo profesional y tengo la posibilidad de desarrollarme en la empresa de mi familia”. Y sobre la “vida útil” de un juez de rugby, explicó: “Hay referís que dirigieron su primer Mundial a los 42 años. Si el físico te da, tenés apoyo institucional y tus performances hablan por sí solas, la carrera puede ser larga. Como le pasa a un jugador de un deporte, puede ser larga la carrera, pero hay un montón de factores que le impactan”.
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Schneider, que integra el panel de árbitros de la UAR y de la World Rugby desde 2015, tiene experiencia en torneos y test matches internacionales. De hecho, en la Copa del Mundo M20 arbitró Francia vs. Nueva Zelanda, Italia vs. Georgia e Italia vs. Fiji. En la primera jornada también fue juez de touch en Australia vs. Fiji. Su designación para el partido más importante estuvo atada a la actuación de los Pumitas, que no accedieron a las semifinales y compiten por el noveno puesto -este viernes desde las 9.20 enfrentan a Fiji-. A partir de eso, se le abrió la puerta y se preparó a fondo para aprovechar la gran oportunidad: “Con mi entrenador y con un ‘padrino’ o ‘mentor’ preparamos este partido. No se hace nada especial más allá de ser una final. Se tienen algunas consideraciones, pero el ABC del juego está. Irlanda y Francia son dos equipos que juegan mucho con la pelota, son dinámicos y nos preparamos para estar finos en esa área porque el partido va a ir por ahí”.
En el encuentro que se transmitirá en vivo por ESPN Extra y las plataformas digitales Star+, Flow, DGO y Telecentro Play, el argentino tendrá como asistentes a la escocesa Hollie Davidson (primera mujer en arbitrar en un Mundial M20) y al sudafricano Morné Ferreira mientras que el italiano Matteo Leperini estará a cargo del TMO. Todo el equipo debe respetar una línea: “Es un torneo que está organizado por World Rugby y nos manejamos con ciertos parámetros para dirigir los partidos, para que haya una consistencia en los referís en el torneo y que los jugadores tengan previsión de nuestras decisiones. Trabajamos en conjunto”.
Para él no será su primera definición, porque en 2015 y 2019 lo hizo en las del World Rugby U20 Trophy, el segundo torneo en importancia para menores de 20 años. Sin embargo, del Mundial tiene un sabor especial y ratifica los pasos que dio en su camino y lo que dejó de lado en pos del crecimiento personal: “Es la satisfacción de comprobar que fueron buenas muchas de las decisiones que tomé en estos años, desde que arranque a dirigir en 2010. Tuve muchas ausencias en mi familia y con mis amigos, tanto tiempo fuera de casa, tantos momentos lindos y difíciles, pero que hoy en día me confirman que elegí el camino correcto para ser mejor persona y referí, para seguir aprendiendo a disfrutar de lo que hago por sobre todas las cosas”.
Damián Schneider tiene un grupo de trabajo que lo acompaña en su desarrollo y es un convencido de que cada profesional es una arista fundamental en su carrera: “Esto es muy solitario y uno tiene que rodearse de personas que le sumen valor y confianza. Yo hace 10 años tengo mi preparador físico, hace 13 años que entreno con un coach, recibo coaching en los torneos de World Rugby y estoy entrenando con una persona que es experta en mindfulness. Uno busca personas que le agreguen valor, ese es mi equipo de trabajo y forman parte de esto también”.
Por último, dejó en claro que son varios los factores que juegan su papel para llegar a elite de su actividad, escalón al que apunta y para el que puede ser determinante su labor en la definición de la cita ecuménica para M20: “Es un 80% de la performance de uno y el resto son factores externos que uno no maneja. Yo me ocupo de dar mi mejor 80%. El otro resto no depende de mí. Hoy en día contamos con un fuerte apoyo de la UAR y de Sudamérica Rugby, y creo que World Rugby está mirando mucho a Sudamérica por cómo estamos trabajando. Todos esos factores me abren las puertas a mí y a un montón de chicos que vienen detrás de mí para que puedan tener sus oportunidades”.