Los refugiados, un drama mundial al que nadie debería ser ajeno
Miró fijo al micrófono, no lo pensó dos veces. “Todo se puede lograr. En mi barrio, en mi universidad, me sentí en mi lugar”. Snyre tiene 27 años, y está hace casi seis años en el...
Miró fijo al micrófono, no lo pensó dos veces. “Todo se puede lograr. En mi barrio, en mi universidad, me sentí en mi lugar”.
Snyre tiene 27 años, y está hace casi seis años en el país. Estudia Crítica de Arte en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), y es docente de Creole y Cultura. Haitiana, es además programadora full stack developer. Fue una de las invitadas a Radio con los Refugiados, una iniciativa que desarrollamos en Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, para conmemorar el Día Mundial del Refugiado en Argentina. Su voz, su mensaje deberían interpelarnos.
Los datos muestran la necesidad de proteger el derecho humano de pedir asilo
El Día Mundial del Refugiado –que se conmemora el 20 de junio de cada año– está muy lejos de ser una celebración. El Informe de Acnur Tendencias Globales, que publicamos todos los años, informó que ya son más de 110 millones las personas desplazadas por la fuerza en el mundo. Un nuevo y triste récord que equivale a 2,4 veces la población de la Argentina. La tendencia se disparó con la guerra en Ucrania y se acrecentó con los recientes episodios en Sudán. Pero, antes que récord, antes que convertirse en tendencia, se trata de un conjunto de personas que se enfrentan al frío, al hambre, a la miseria, y lo que es peor: irían a sus casas si las condiciones lo permitieran.
Este drama humanitario que vive el mundo no nos es ajeno. Nos indigna, nos desafía, nos enoja, pero sobre todo nos duele en el alma. Sólo la paz y la estabilidad en un puñado de países cambiaría las cosas, pero la acción es urgente. Gobiernos, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, empresas, embajadas, la academia y todas las personas a las que nos mueve la empatía ante el sufrimiento ajeno, tenemos que poner de nuestra parte para atender la urgencia. Se necesitan alternativas de integración, de inclusión educativa, sanitaria, cultural, de inclusión laboral.
Todo esto no lo podemos hacer de manera aislada. Necesitamos apoyo. Necesitamos el aporte de los gobiernos para la paz, y también para continuar proveyendo de apoyo financiero para atender a las necesidades de las personas desplazadas forzosamente. Para fines de 2022, Acnur había recibido sólo poco más de la mitad de los fondos necesarios para el año. Y al mismo tiempo estamos respondiendo a más emergencias que nunca y más nuevas, porque las viejas no se han ido.
Algunos episodios recientes nos muestran un mundo peligroso e impredecible. La guerra en Ucrania es la más rápida y mayor crisis de desplazamiento desde la Segunda Guerra Mundial. El conflicto en Sudán desde abril ha disparado el desplazamiento masivo, ha mostrado impactantes abusos de derechos, elevado la inseguridad alimentaria y se está llevando preciosos recursos humanitarios.
Las personas refugiadas son víctimas de nuevos conflictos mortíferos y fútiles incluso cuando las crisis prolongadas hierven a fuego lento.
Los datos muestran la necesidad de proteger el derecho humano de buscar asilo e invertir en sistemas justos y eficientes. Necesitamos asegurar el acceso al asilo frente a todos los intentos por restringirlo y estamos preocupados por su correcto funcionamiento, pero la solución sigue siendo atender de raíz las causas que fuerzan a las personas a moverse. Solicitar asilo es un derecho humano fundamental, y es más relevante que nunca.
Pero, mientras tanto, tenemos que escuchar a Snyre, y a todas las personas refugiadas, migrantes, solicitantes de asilo, que un día tuvieron que huir de sus casas y que solo necesitan inclusión: ser parte, formar parte. Solo quieren compartir el derecho a la vida, a un ambiente sano y seguro, a la educación, a la salud, a la vivienda. Al trabajo. Su historia, la de una mujer haitiana, crítica de arte, docente y programadora, nos convoca. Y como la de ella, las de 110 millones de personas que solo quieren paz.
En diciembre se cumplirán 40 años de democracia en Argentina. También 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La historia llama a la acción. Por Snyre, y para todos los hombres y las mujeres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.
Representante Regional de Acnur para el Sur de América Latina