1. ¿Se podría haber construido antes?

Sí, hubiese sido muy positivo. En 2018, con el yacimiento Fortin de Piedra, se terminó de confirmar que Vaca Muerta permite producir gas a precios muy competitivos y en mucha cantidad. Con el gasoducto se reemplazan importaciones y se evita la salida de dólares.

2. ¿Por qué no se hizo antes entonces?

En 2018 comenzó también la crisis en la Argentina, subió el costo de financiamiento para el sector público y para las empresas, y el gobierno de Mauricio Macri tuvo que acelerar el recorte del gasto fiscal. Al mismo tiempo, el precio internacional del gas empezó a bajar, por lo tanto, el gasoducto no era una prioridad. El 31 de julio de 2019, antes de dejar la gestión, se hizo el llamado a licitación del gasoducto. El 30 de diciembre 2020, el gobierno de Fernández suspendió esa licitación. Con la pandemia, el precio del gas natural licuado (GNL) llegó a un piso histórico de menos de US$3 el millón de BTU, el costo de financiamiento seguía alto y no había recursos fiscales.

3. ¿Por qué se construyó ahora?

La salida de la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania disparó los precios internacionales del GNL, y llegaron a un valor de US$60 el millón de BTU, medida usada en el sector. En apenas dos años, la Argentina pasó de importar gas a un precio promedio de US$3 a uno de US$30. Eso generó un agujero fiscal en subsidios y una presión enorme sobre las reservas del Banco Central.

Una aclaración: la guerra también disparó los precios de las commodities. En el global, la Argentina se benefició porque las exportaciones subieron más que las importaciones y logró un superávit comercial de US$6923 millones. Si hubiese estado el gasoducto, el superávit podría haber superado holgadamente los US$10.000 millones.

4. ¿Cuándo se realizó la licitación?

Después de varias demoras, Energía Argentina (Enarsa, la empresa estatal a cargo de la obra) llamó a licitación para la construcción del gasoducto el 3 de junio de 2022. En julio se supieron las ofertas y en agosto se firmaron los contratos con las empresas constructoras.

5. ¿Cuáles fueron las empresas encargadas de la construcción?

El ducto de 583 km se dividió en 4 tramos. Las empresas Grupo Techint y Sacde, de Marcelo Mindlin, formaron una unión transitoria de empresas (UTE) y ganaron el primero, segundo y cuarto tramo. El tercer tramo quedó en manos de BTU.

6. ¿Cuánto salió la obra y cómo se financió?

La construcción total del gasoducto y las otras obras complementarias costó US$2700 millones y se financió con aportes públicos. Para la segunda etapa del gasoducto, que se extenderá de Salliqueló a San Jerónimo, se prevé que se haga con aportes privados. Las empresas petroleras tienen los fondos y son las principales beneficiadas en tener mayor capacidad de transporte para su producción.

7. ¿Por qué se construyó tan rápido?

La construcción del gasoducto tardó menos de un año, cuando las proyecciones originales eran de 24 meses. Para lograrlo, varios factores jugaron a favor. La sequía, en este caso, ayudó para que las obras no se vean interrumpidas. El Gobierno, por su parte, quitó las restricciones y garantizó las importaciones necesarias para la compra de máquinas e insumos. Los gobierno provinciales, a su vez, actuaron rápido para prevenir problemas en la traza o cualquier manifestación posible. Las empresas aportaron su tecnología y mano de obra para la construcción.

8. ¿Qué aportará el gasoducto?

El gasoducto permitirá sustituir importaciones y logrará un ahorro en la salida de divisas de alrededor de US$1000 millones por año, dependiendo de los precios internacionales del GNL. Sumado a las obras para ampliar la capacidad de transporte del oleoducto, a partir del año próximo, el sector energético volverá a tener superávit comercial: van a ingresar más dólares de los que salen, y no solo se le quitará presión al Banco Central, sino que ayudará a mejorar el nivel de reservas. La magnitud de este impacto dependerá de las condiciones macro que ofrezca el Estado.