Mientras cientos de personas sueñan con tener su propia casa, otros tienen la fortuna de vivir en lugares que cautivan a todos gracias a su respectiva arquitectura, historia, diseño o decoración. Dentro de los que forman parte de este grupo, se encuentran cuatro vecinos de un pequeño pueblo costero que viven a pocos metros de la playa en Swansea, una localidad galesa del Reino Unido, quienes revelaron que son cientos los lugareños y extranjeros que día a día les tocan la puerta de su propiedad por un peculiar motivo: desean comprarla.

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Según consignó Mary Coombs, de 75 años, al medio WalesOnline, el motivo por el cual su terreno se diferencia del resto tiene relación con el paisaje que ofrece. “Podemos ver el mar desde el jardín trasero. Se mueren por tener en sus manos la vista”, precisó la mujer, quien heredó la casa familiar en la cual se mudó hace varios años junto a su esposo.

“Tenés una sensación aquí de hogar. La vista, el aire fresco… lavo mi ropa y la gente dice: ‘Qué lugar tan encantador para poner la ropa’. Incluso esa pequeña tarea es algo agradable de hacer. Siempre hay algo diferente para ver, los barcos que pasan, el club de remo, las tablas de remo para niños, siempre está cambiando”, enumeró.

En cuanto a la historia de la vivienda, expresó que ya habitaron allí tres generaciones de su familia: “Mi tía abuela fue primero, luego llegó a mis padres y por último a mí. Viví una infancia encantadora. Mi padre dijo que quería morir en esta casa y yo siento lo mismo”.

Asimismo, explicó que, a lo largo del tiempo, recibió a diversas inmobiliarias, desarrolladores y ciudadanos comunes que le ofrecen un valor millonario con el fin de comprar su propiedad. “Siempre son las grandes empresas las que quieren usar la tierra. Es una decisión fácil con la respuesta que les digo: ‘Vete’”, aseveró.

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Por otro lado, dijo que está acostumbrada de observar a varias personas en el exterior del lugar, las cuales se quedan en el sitio durante varios minutos para apreciarla.

“Admiran la casa y pensás que se les va a salir la cabeza, nos miran y nosotros los miramos a ellos. Te acostumbrás. Es fantástico vivir aquí. Las únicas dos moscas en el ungüento son la velocidad de los autos en el frente y las bicicletas eléctricas en la parte de atrás. Muchos ciclistas son encantadores, pero hay algunos que van rápido”, concluyó.

Tal y como la historia de Coombs, hay otras ciudadanas como Beti Williams y su hija Sian Lewis quienes también tienen la fortuna de vivir en dicha zona con increíbles paisajes.

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“Me encanta sentarme aquí y mirar el mar. Mis hijos, Ben y Sam, también se criaron en la casa y traían mucho a sus amigos. Nunca pasa de moda estar aquí, cambia todo el tiempo”, remarcó Sian.

En cuanto a lo que visualizan desde la comodidad de su hogar, indicaron que es difícil explicarlo con palabras. “Hay diferentes nubes, diferentes olas, diferentes personas practicando diferentes tipos de deportes. Es un lugar encantador para el espectáculo aéreo o los fuegos artificiales. Siempre hay buenos eventos, ya sea la carrera de 10 kilómetros, la media maratón o la carrera de balsas”, sostuvo.