“Falta de horizonte profesional”: el 83% de los médicos residentes de cardiología pensó en irse a trabajar a otro país
Los resultados preliminares de una encuesta a médicos que están haciendo la residencia en servicios de cardiología del sistema público y privado revela que el 83% pensó en irse a trabajar al e...
Los resultados preliminares de una encuesta a médicos que están haciendo la residencia en servicios de cardiología del sistema público y privado revela que el 83% pensó en irse a trabajar al exterior debido a la “falta de horizonte profesional”, según informa la Sociedad Argentina de Cardiología. Como viene publicando LA NACIÓN, los bajos ingresos, la precariedad laboral, el maltrato y la alta carga horaria para sostener un salario acorde están detrás de esa posibilidad que analiza gran parte del personal médico en el país.
El relevamiento hecho por el Consejo de Residentes en Cardiología (Conarec) indica, a la vez, que un 30% de los residentes no tiene un lugar para descansar durante las guardias y que un 40% trabajaba más de 80 horas por semana, lo que supera las nueve horas de lunes a viernes más dos guardias de 12 horas cada una, con su descanso, como define la ley que rige esta etapa de formación laboral supervisada.
En el momento de hacer la encuesta, que fue en noviembre del año pasado y alcanzó a una muestra de 250 participantes, un tercio dijo que la remuneración por sus tareas estaba por debajo del salario mínimo. Desde ese momento, y luego de semanas de que los residentes se movilizaran para mejorar su ingreso, se ajustaron los montos en algunos distritos, pero no a la par de la inflación, como en el resto de la población. Los resultados finales del relevamiento se presentarán en el próximo Congreso Argentino de Cardiología, que organiza la SAC.
“Esto nos muestra a las claras la falta de motivación que tienen nuestros profesionales médicos para quedarse haciendo carrera en nuestro país. Luego de seis o más años de carrera y de cuatro años de residencia, nos encontramos con un médico muy formado al que, sin embargo, el sistema no le ofrece posibilidades de crecimiento profesional ni económico acordes al esfuerzo y a la capacidad demostrada”, afirma Lucas Campana, presidente del Conarec y miembro adscripto de la SAC.
Según recuerda la entidad, anualmente se abren unas 290 vacantes en hospitales y centros privados para hacer la residencia en cardiología. Este año, como publicó LA NACIÓN, para el Examen Único –a través del que se cubre la mayoría de los cupos de residencia básica para unas 70 especialidades de medicina y todas las especialidades de bioquímica y enfermería–, se ofrecen 197 cargos para cardiología y se postularon 403 candidatos.
“Históricamente, se seleccionaban los postulantes sobre una cantidad de inscriptos cinco o seis veces superior; sin embargo, en los últimos años esa relación fue cambiando y actualmente se inscribe apenas el doble de potenciales interesados respecto de la totalidad de vacantes disponibles”, agrega Campana, que es instructor de residentes.
Deterioro general del sistemaRicardo Iglesias, expresidente de la SAC señala que “la precarización, la falta de respeto al profesional y la necesidad de tener múltiples trabajos para acceder a un sueldo digno son un reflejo del deterioro general del sistema de salud en la Argentina”. Y, para el especialista, las residencias no escapan a esta situación. “Si por motivos económicos los educadores y los educandos no pueden trabajar en conjunto, el médico de planta (educador) no va a poder estar supervisando, orientando, ni siendo modelo para los más jóvenes en formación”, completa.
Alberto Alves de Lima, exdirector del Área de Docencia de la SAC, insiste en la necesidad de contar con “una ley que regule el marco de trabajo de los residentes” porque, “en la práctica, no son estudiantes, ya que tienen matrícula para el ejercicio profesional con responsabilidad legal, pero tampoco son trabajadores tradicionales porque su trabajo es un proceso de aprendizaje supervisado, que se da solo muy parcialmente”.
En la encuesta de la Conarec, uno de cada tres residentes es extranjero. Como vienen coincidiendo médicos de diferentes especialidades entrevistados por LA NACIÓN en los últimos meses para la serie ¿Quién nos va a cuidar?, que describe la crisis del recurso humano en el sistema sanitario argentino, el problema con la incorporación de extranjeros a las carreras de grado y las residencias médicas en el país tiene que ver con lo que apunta Campana: “Sean argentinos o no, emigran porque ven mejores posibilidades de desarrollo en el exterior”.
Mario Fitz Maurice, exdirector del Consejo de Electrofisiología y Arritmias de la SAC, enumera cuatro factores que impiden que los médicos en formación no trabajen de acuerdo con la ley de residencias: condiciones laborales precarias, baja remuneración, guardias de 24 horas y destrato.
Sobre la violencia y el maltrato, Alves de Lima explica: “De los seis primeros perpetradores de maltrato, cuatro son del equipo de salud: residentes superiores, jefe de residente, médico de planta y personal de enfermería. Los otros dos son los pacientes y los familiares”.
El destrato, según suma Fitz Maurice, también es de los pacientes, “que creen que los residentes no son médicos”.
Alves de Lima describe lo que denomina la “gestión del talento de un residente” como una mesa que se asienta sobre el propósito, el reconocimiento profesional y la remuneración. “El propósito es muy vocacional y es una característica propia del residente que lo lleva adentro, pero la remuneración no es acorde y no le permite resolver sus necesidades básicas, mientras que el reconocimiento está en crisis: prácticamente no hay supervisión –define–. La falta de supervisión, jornadas extenuantes, enorme responsabilidad legal y baja remuneración constituyen un combo que atenta contra el interés de los profesionales jóvenes en acceder a una residencia”, plantea el cardiólogo.