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"Vino" la lata!

Lega el vino en lata?

Solamente en lo que va del Siglo XXI, el consumo de vino en la Argentina cayó de los 37,75 litros por habitante registrado en el año 2000 a 18,77 litros en 2018 y, se calcula, a menos de 16 en este 2019.

Desde el año 2000 hasta hoy se redujeron a la mitad los litros per cápita en Argentina.

La industria vitivinícola intenta frenar la caída, más significativa entre el público joven, apelando a diversas herramientas. Desde nuevas variedades a productos creados especialmente para cierto sector de la demanda, como los vinos dulces o los frizzantes, con gusto a chocolate o café, por ejemplo, todo sirve a la hora de vender más.


La consiga es facilitar la experiencia de consumo. Y por eso, ahora la industria vitivinícola se lanza a combatir el bajón en la venta con la muy reciente autorización por parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura para para ofrecer vino en lata, con baja graduación alcohólica en muchos casos y con “algo” de burbujas para evitar aplastamientos. La idea es comprensible: la lata es liviana, resiste mejor los golpes que una botella y se enfría más rápido. Es un envase más ecológico que los tradicionales y, un dato no menor, vincula el vino con los consumos de bebidas tradicionales de la adolescencia, gaseosas y cerveza. Además, lleva varios años de carrera en el resto del mundo, sobre todo Estados Unidos y Europa.

“El vino en lata abre nuevas posibilidades de expansión del consumo. Una evidencia de esto es el crecimiento que se observa de esta categoría a un ritmo del 50% anual en Europa y Estados Unidos” explicó Hugo Magalháes, gerente de Marketing y Nuevos Negocios de Ball Corporation. Y agregó que “según un estudio de Nielsen, el vino en lata ya representa un negocio de 45 millones de dólares en Estados Unidos y un aumento de la producción de casi 60% en el año, el porcentaje de crecimiento más alto jamás contabilizado entre todos los envases alternativos al vidrio”. Ball sabe del tema: es el mayor fabricante de latas de aluminio del mundo y con larga experiencia en el envasado de vino de calidad en el mercado estadounidense y europeo. Es, por otra parte, el proveedor casi exclusivo de los productores locales.

Ya son varias las bodegas que lo tienen en el portafolio y otras están preparando los papeles para seguirles el paso. Hasta ahora, con diferentes opciones de precio y tamaño, ya se anotaron Estancia Mendoza, Bianchi, Zuccardi y Peñaflor, entre otras. Y está en carpeta de otras como López y Dante Robino, por citar otras muy conocidas.

Y varias, además, tratarán de replicar en la Argentina un producto que les resulta muy exitoso en otros mercados, típicamente Estados Unidos.

Sin embargo, no es un procedimiento sencillo, ya que el vino debe ser envasado en origen por un establecimiento autorizado, y el envase, además, debe ser permitido por el INV y por la ANMAT. Adicionalmente, el aluminio del envase debe estar recubierto de un barniz especial para “soportar” el alcohol del vino, superior al de la cerveza, por caso. El combo de inconvenientes, entre otros detalles, explica por qué la enorme mayoría de las bodegas lleva sus latas a la única empresa dedicada exclusivamente a “enlatar” vino, Enlatadora del Oeste, obviamente en Mendoza.

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