“Devastación apocalíptica”. Así describen la situación que anoche vivió la ciudad italiana de Venecia que vio subir el agua hasta 187 centímetros. El alcalde declara la “zona de desastre” mientras las autoridades se preparan para calcular los daños en el patrimonio.
Calles y plazas anegadas, la basílica de San Marcos inundada, viviendas y hoteles severamente afectados por el agua. Esta es la imagen que ofrece hoy Venecia, tras una noche muy complicada en la que ha sufrido la segunda peor marea alta de la historia de la ciudad: 187 centímetros, cercanos al récord de 194 que se registró en 1966.
La noche deja numerosas imágenes que muestran un torrente de agua que, impulsado por fuertes vientos, atraviesa el centro de la ciudad en lo que el gobernador de la región de Véneto, Luca Zaia, ha descrito como “devastación apocalíptica“. Y el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, ha declarado este miércoles la ciudad como zona de desastre.
“Pedimos al Gobierno que nos ayude. El coste será alto. Esto es el resultado del cambio climático“, ha defendido el alcalde de la turística ciudad. También ha pedido al Gobierno que decrete el Estado de emergencia, para poder así liberar fondos estatales que sirvan para reparar los daños porque el consistorio reconoce estar “desbordado”.
La Plaza de San Marcos ha quedado anegada por más de un metro de agua, mientras que la adyacente Basílica de San Marcos ha resultado inundada por sexta ocasión en 1.200 años y por cuarta en los últimos 20 años. Brugnaro habla de “graves daños” pero por ahora no se han revelado detalles sobre el alcance de estos.
Las inundaciones, aparte de producir cuantiosos daños materiales, han provocado la muerte de un vecino que fue alcanzado por un rayo mientras utilizaba una bomba de agua eléctrica, según ha informado el departamento de bomberos de la ciudad. Y el problema no se acaba aquí: para esta noche está prevista otra marea alta, que, aunque menos virulenta que la del martes, podría empeorar la situación.
El cambio climático lo complica todo
La conocida como acqua alta es un fenómeno climático habitual en la ciudad italiana, pero pocas veces se ha oído al alcalde hablar de “zona de desastre” y al gobernador de la región de “devastación apocalíptica”.
Y es que Venecia, la ciudad de los canales y las góndolas, es probablemente uno de los enclaves más afectados por la subida del nivel del mar que implica el calentamiento global. Su particular situación, con unos cimientos que se asientan en las más de cien islas que recorren una laguna del mar Adriático, la hace especialmente vulnerable a las crecidas de la marea y las inundaciones excepcionales empiezan a ser ya una tónica habitual.
Las inundaciones siempre han estado presentes en la historia de la ciudad, desde su fundación. De hecho, la de 1966 provocó serios daños en el patrimonio arquitectónico y artístico. Pero las mareas altas son cada vez más dañinas, porque a la subida del nivel del mar hay que sumar que la ciudad se está hundiendo lentamente, y esto provoca que las crecidas se multipliquen.
Y todo esto a pesar de que en 1984 se diseñó una barrera contra las inundaciones para proteger a Venecia del tipo de marea alta que afectó a la ciudad este martes, pero el proyecto multimillonario, conocido como MOSE, se ha visto golpeado por escándalos de corrupción y aún no está operativo.