Jesús María. Más de 1200 jóvenes de todo el país se hospedan casi donde pueden para poder formar parte del acto de apertura de la fiesta gaucha más importante de América. Muchos de ellos están en los salones del Club Alianza en carpas, camas cucheta o directamente durmiendo en colchones tirados en el piso

Sofia, de la Academia Pasión Gaucha, de Mercedes, Buenos Aires, contó que llegaron a Jesús María “por un sueño” que consideró “un orgullo”. Hace varios meses que vienen ensayando y se cuidan hasta en las comidas para poder estar al cien por ciento el día de la apertura oficial del Festival.

Ella, como tantos otros, tiene mucha expectativa por lo que pueda suceder. Junto a sus compañeros fueron convocados y empezaron a formar parte de la enorme escuadra que se termina de pulir en la previa a la noche inicial.

“Lo más grande a lo que podés llegar acá en Argentina es Jesús María, es un orgullo”, sentenció.

Ellos comenzaron a ensayar en base a videos que los coordinadores les envían.

Jorge, de la Academia Herencia Argentina, de San Miguel, en Buenos Aires, también se mostró muy emocionado.

Algunos bailarines viajaron más de 30 horas en colectivo para llegar al Festival y se hospedan donde pueden, no solo porque no hay lugares disponibles, sino que tampoco cuentan con demasiados recursos económicos.

En este caso, muchos armaron carpas, tiraron colchones en el piso o descansan en una de las cuchetas que se dispusieron en los salones del Club Alianza.

Con las mínimas comodidades, hace varios días que están repasando los detalles de lo que será la presentación en la noche inaugural.

Deben cuidarse en las comidas y estar descansados para poder rendir plenamente a la hora de bailar.

Ezequiel llegó desde La Rioja junto a su padre porque ambos comparten la misma pasión por el baile y la danza argentina.

“Para nosotros es un orgullo poder estar acá”, resaltó.