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INFORME EXCLUSIVO. Cúpula de Hierro, el escudo antimisiles que sorprende por sus logros, pero también despierta objeciones

El sistema que cobró protagonismo mundial por el conflicto entre Israel y los palestinos también es utilizado en Ucrania con tecnología estadounidense y alemana. Los detalles en esta nota exclusiva.

Por Rubén Guillemí

¿Existen armas “buenas” que no están destinadas a provocar daños ni víctimas? La respuesta es sí, y están tomando una gran preeminencia en la guerra moderna.

Si bien la idea de destruir cohetes antes de que puedan dar en el blanco comenzó a ser utilizada por Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial contra los V-1 y V-2 alemanes, sin dudas el sistema de defensa antimisilística más desarrollado, y que muestra una y otra vez su efectividad, es el de Israel, conocido como “Cúpula de Hierro” (”Kippat Barzel”), desarrollado por la empresa israelí Rafael Advanced Defense Systems.

También hay otros modelos. Con el apoyo de Estados Unidos, Ucrania puso en marcha en su guerra contra Rusia varios sistemas antimisilísticos, desde los norteamericanos Patriot y Himars, hasta los alemanes IRIS-T.

Pero todos estos sistemas están lejos de ser una panacea que pueda implementar cualquier país que busque contar con un arma indiscutida que brinde seguridad a sus ciudadanos.

Sus detractores critican desde sus falencias técnicas hasta sus costos y, finalmente, su inutilidad para evitar, desalentar o acabar con los conflictos, como lo demuestran las reiteradas guerras en las que se ve enfrascado Israel contra sus vecinos palestinos de Hamas en Gaza, que una y otra vez saturan el costosísimo sistema defensivo de la “Cúpula de Hierro” con chatarra misilística de bajo costo.

Por eso los estrategas militares solo lo ven como un sistema complementario, que no reemplaza las incursiones terrestres y las armas ofensivas de ataque.

En el video se ven las lanzaderas Himars, proporcionadas por Occidente

En el video se ven las lanzaderas Himars, proporcionadas por Occidente

¿Cuándo sirve y cuándo es inútil?

Desde 2011 Israel tiene desplegadas en su territorio unas diez baterías equipadas con 20 misiles “Tamir”. Cada batería cubre un área de 150 km2. Aunque puede ser activado por un operador, el sistema es totalmente automático y tiene tres componentes: un radar que detecta la salida del misil desde el territorio enemigo y calcula su trayectoria y eventual lugar de impacto, un sistema de control (BMC) que determina la decisión a tomar (destruir el misil en el aire o dejarlo caer en tierra), y por último, una lanzadera de misil que dispara el cohete defensivo y lo dirige hacia la amenaza.

La primera objeción técnica es la inutilidad del sistema para amenazas más sofisticadas que los Qassam palestinos, que no son mucho más que un cohete de metal relleno de explosivos que no tiene ningún sistema de guía, y posee un alcance de 5 a 15 km.

“El sistema es bueno para combatir misiles fabricados por grupos paramilitares que tienen un potencial incomparablemente menor al de un Estado. Pero la Cúpula de Hierro tiene dificultades para interceptar objetivos que se mueven en trayectorias bajas, y no está probada su utilización contra misiles crucero, cuasi-balísticos, drones, o aviones que vuelen a más de 10.000 metros”, explicó a LA NACION el coronel retirado Viktor Kevliuk, del Centro para Estrategias de Defensa, de Kiev.

Milicianos de Hamas, junto a cohetes Qassam 4. (Abed Rahim Khatib)

Milicianos de Hamas, junto a cohetes Qassam 4. (Abed Rahim Khatib)

Por este motivo, Kevliuk explicó que un sistema como el israelí “no fortalecería significativamente las capacidades de defensa en el caso de Ucrania”.

“Rusia ataca con misiles aéreos, marítimos y terrestres, de crucero, hipersónicos y aerobalísticos. Por eso, para contrarrestar esa amenaza se requieren enfoques conceptuales completamente diferentes en la organización de la defensa antimisiles israelí”, agregó el experto.

Pero gracias a los sistemas que recibió de Occidente y los propios que tenía desde la época de la Unión Soviética, Ucrania afirma haber destruido en esta guerra 1025 misiles de crucero, 2941 vehículos aéreos no tripulados, 310 aviones a reacción y 296 helicópteros.

Relación costo-beneficio

Otra objeción a los sistemas antimisilísticos es la cuestión económica.

Cada intercepción de un misil que viene de Gaza le cuesta a Israel entre 100.000 y 150.000 dólares, que de todas maneras es mucho más barato que los dos a tres millones de dólares que cuesta cada MIM-104 Patriot norteamericano de los que usa Ucrania.

Misiles Patriot en Ucrania

Misiles Patriot en Ucrania

Pero los defensores de la inversión económica en este sistema apuntan otro dato. “En la operación ‘Pilar Defensivo’ de 2012, por ejemplo, el sistema israelí interceptó entre el 59% y el 75% de todos los cohetes palestinos -el sistema no intercepta objetivos que calcula que no producirán daños significativos-. Se cree que las intercepciones evitaron entre 3 y 6 muertes, y 120 a 150 heridos entre los ciudadanos israelíes, y de 42 a 86 millones de dólares en daños a la propiedad”, explicó el coronel Kevliuk.

La estrategia de “saturación”

Otra objeción contra estos sistemas es el efecto que tiene sobre ella la llamada “estrategia de saturación”. El enemigo, sean los palestinos contra Israel o los rusos contra Ucrania, no ignora que la gran mayoría de sus cohetes serán destruidos en el aire por lo cual su objetivo de mínima no es un blanco determinado sino “saturar” el sistema abrumándolo con misiles.

Por ejemplo, solo en la noche del 12 de mayo de 2021, Hamas disparó alrededor de 1000 cohetes contra Israel, y en el último enfrentamiento, el pasado 10 de mayo, los palestinos lanzaron 469 misiles en una jornada. Y también Rusia utiliza regularmente la estrategia de sobrecargar el sistema de defensa aérea en la guerra contra Ucrania.

El futuro de los sistema de defensa

Las empresas de armamentos son conscientes de estas falencias de sus sistemas y ya están trabajando en opciones alternativas.

La compañía israelí Rafael desarrolló un arma alternativa a la Cúpula de Hierro, llamada “Kela David” (“La honda de David”), que permite alcanzar objetivos en rangos de 40 a 300 km, en particular, misiles balísticos de última generación, como los rusos “Iskander”.

Otro gran paso adelante puede ser la línea de misiles extraatmosféricos hipersónicos “Hetz” (o “Arrow-2,3″), desarrollados conjuntamente por Estados Unidos e Israel, que interceptan misiles balísticos en la estratosfera.

El sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro de Israel intercepta un misil lanzado desde la Franja de Gaza, controlado por el movimiento palestino Hamas, sobre la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel, el 11 de mayo de 2021

El sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro de Israel intercepta un misil lanzado desde la Franja de Gaza, controlado por el movimiento palestino Hamas, sobre la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel, el 11 de mayo de 2021JACK GUEZ - AFP

Por otro lado está el “Barak-8″ diseñado conjuntamente por Israel e India, que se promociona como ideal para la defensa contra cualquier tipo de amenaza aérea, incluidos aviones, helicópteros, misiles antibuque y vehículos aéreos no tripulados, así como misiles balísticos, misiles de crucero y aviones de combate.

También están los láser israelíes “Keren Barzel” y “Lahav Or”, que pueden ser un medio eficaz para proteger a los propios sistemas antimisiles de cohetes de corto alcance y, sobre todo, de drones.

La estrategia definitiva

De todas maneras, aunque son las únicas armas que evitan muertes, los sistemas antimisilísticos no son el sueño de los pacifistas, que de hecho los cuestionan duramente.

En el caso de la Cúpula de Hierro, brinda a los israelíes una equivocada sensación de seguridad cuando la amenaza de sus vecinos sigue ahí, latente y recurrente por décadas.

Amir Peretz , el propio ministro de Defensa israelí de 2006-2007 que impulsó la implementación de la Cúpula de Hierro reconoció hace algunos años que el sistema no es más que una medida provisional. “Al final, lo único que traerá la verdadera tranquilidad es una solución diplomática”, afirmó Peretz.

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