Las PASO, paradojas de un imposible invento argentino
La justificación para implementar las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en 2009, fue la “democratización de la representación política, la transparencia y la...
La justificación para implementar las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en 2009, fue la “democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”. Estos argumentos que las justificaban, fueron esgrimidos en los debates parlamentarios del momento.
La ley 26.571 escondía un artilugio en su artículo 19, donde obligaba a las agrupaciones políticas a seleccionar sus candidatos, “…aún en aquellos casos en que se presentare una sola lista”. Si no hay más de un postulante, no existe elección interna y, sin competencia, las PASO no tienen sentido. Hecha la ley, hecha la trampa. En ningún país del mundo es obligatorio para los ciudadanos concurrir a las elecciones internas partidarias. Las PASO son un invento argentino.
En ningún país del mundo es obligatorio concurrir a las internas partidarias
La reciente confirmación de listas y candidaturas arroja luz sobre cómo funcionaron las “internas” desde que fueron instauradas. Cuando el domingo 13 de agosto se realicen las primarias abiertas, se habrán disputado cuatro elecciones presidenciales bajo ese sistema desde su debut en 2011. Sumadas todas ellas, la competencia interna efectiva representa apenas un 18% del total. La gran mayoría de los partidos o frentes políticos se presentaron con listas únicas, sin competencia ni posibilidad de participación ciudadana en la elección de los candidatos. ¿Cómo se explica semejante contradicción?
Para ilustrar, y tomando solamente elecciones presidenciales, en las primarias de 2011 se presentaron diez precandidatos en listas únicas por cada espacio. La competencia en el interior de las agrupaciones fue nula. Para 2015 se anotaron en la carrera once espacios y solamente tres se resolvieron en internas partidarias, Cambiemos, Unidos por una Nueva Alternativa y el Frente de Izquierda. Cuatro años más tarde, en 2019, hubo diez precandidatos y, nuevamente, una disputa interna inexistente. Finalmente, la ratificación de precandidaturas para este año muestra que, sobre un total de catorce agrupaciones, solo cinco presentarán competencia.
La política no utiliza las PASO para el fin por el que fueron creadas
Juntos por el Cambio y el Frente de Izquierda realizarán internas por segunda oportunidad. El frente oficialista, actualmente Unión por la Patria, las habilitó por primera vez aunque de forma casi testimonial y con una sola lista autoproclamada “de unidad”, encabezada por el ministro de Economía Sergio Massa. En síntesis, sobre 45 precandidaturas en cuatro elecciones presidenciales, solamente ocho espacios ofrecieron al electorado la posibilidad de dirimir internas partidarias. La incumplida promesa de promover la participación ciudadana es una verdadera incongruencia del actual sistema electoral.
Contra los argumentos que las promovían, las PASO funcionan solo como instancia de competencia entre agrupaciones políticas, pero no como proceso de selección de candidatos. Fueron instituidas solo para satisfacer las necesidades coyunturales de la política, que bloquea sistemática y deliberadamente la intervención ciudadana. Una estrategia de supervivencia para mantenerse en el poder, ajena a los intereses del electorado.
La gran contradicción de las PASO, en los hechos, es que estuvieron muy lejos de la promesa de mayor transparencia y equidad electoral. Y paradójicamente, el sistema podría beneficiar a espacios que afrontan las elecciones con candidaturas únicas –por ejemplo Javier Milei de La Libertad Avanza– frente a los que compiten internamente. No dividir los votos obtenidos dentro de una agrupación posiciona favorablemente al candidato único de cara a la elección general. La prestigiosa investigadora alemana Elisabeth Noelle-Neumann estudió y documentó exhaustivamente el “efecto del carro ganador” como un fenómeno en el que existe una “voluntad general de formar parte del bando vencedor”. Presentarse sin competencia podría fortalecer al candidato único y a su espacio, mientras que el enfrentamiento interno puede eventualmente debilitar a los contendientes.
Los permanentes intentos de diferentes sectores de suspender la realización de las primaras cuando las coyunturas son desfavorables, desnudan el indudable oportunismo político de las agrupaciones que en nada benefician a la ciudadanía. A lo largo de todo el país, obligan a votar hasta en cuatro oportunidades diferentes ya que la mayoría de las provincias (20 sobre 22 jurisdicciones donde se vota este año) eligen desdoblar la elección del gobernador en una fecha distinta a la nacional. La utilización política de los instrumentos electorales implica mayores costos económicos y alarga los tiempos de las campañas en detrimento del natural funcionamiento del congreso, con una bajísima producción legislativa en períodos electivos.
En conclusión, las organizaciones políticas no utilizan las PASO para el fin por el que fueron creadas. Al beneficiar la presentación de listas únicas, ofrecen un incentivo para suprimir la competencia interna. Entonces, ¿para qué sirven? Cualquier ciudadano podría participar libremente en las internas partidarias, tras afiliarse voluntariamente a cualquier partido para poder hacerlo. La existencia de las PASO es completamente contradictoria y, aun siendo obligatorias, en 2021 tuvieron la participación ciudadana más baja, con un 67%, desde el regreso de la democracia. La obligatoriedad no resulta un incentivo efectivo para que el electorado concurra a las urnas.
Finalmente, es imperioso reflexionar en profundidad sobre las primarias y sus posibles consecuencias. Eliminar las PASO, junto con todos los sistemas que impiden el pleno ejercicio de la transparencia democrática –los desdoblamientos electorales, los sistemas de listas sábana, colectoras, lemas, acoples, adhesiones y espejo–, debería ser un primer paso imprescindible para limitar las arbitrariedades políticas, en real beneficio de la ciudadanía y de una verdadera democratización de la representación.
Periodista y politólogo
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/las-paso-paradojas-de-un-imposible-invento-argentino-nid22072023/