Accidente isquémico transitorio
Un accidente isquémico transitorio (AIT) es una alteración temporal de la función cerebral que suele durar menos de 1 hora.
-
La causa y los síntomas de un accidente isquémico transitorio son los mismos que los de un accidente cerebrovascular isquémico.
-
Los accidentes isquémicos transitorios (AIT) difieren de los accidentes cerebrovasculares isquémicos en que los síntomas desaparecen en menos de 1 hora y no existe daño cerebral permanente.
-
Los síntomas sugieren el diagnóstico, pero también se realizan pruebas de diagnóstico por la imagen del cerebro.
-
También se realizan otras pruebas de diagnóstico por la imagen y análisis de sangre para diagnosticar la causa del AIT.
-
Se recomienda el control de la hipertensión arterial, la regulación de los niveles elevados de colesterol y de glucosa en sangre y dejar de fumar.
-
Para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular tras un accidente isquémico transitorio, se utilizan fármacos que reducen la propensión sanguínea a la formación de coágulos y, en algunos casos, la cirugía (endoarterectomía carotídea) o la angioplastia.
Los accidentes isquémicos transitorios son un signo de alarma de un accidente cerebrovascular isquémico inminente. Las personas que han sufrido un accidente isquémico transitorio tienen muchas más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular que quienes no lo han tenido. El riesgo aumenta ya a partir de los 2 días después haber sufrido un AIT. Reconocer un ataque isquémico transitorio e identificar su causa ayuda a prevenir un accidente cerebrovascular.
Los accidentes isquémicos transitorios son más frecuentes entre las personas de mediana edad y entre los ancianos.
Los accidentes isquémicos transitorios (AIT) son diferentes de los accidentes cerebrovasculares isquémicos porque los AIT no parecen causar daño cerebral permanente. Es decir, los síntomas del AIT se resuelven por completo y rápidamente, y pocas o ninguna célula cerebral muere, al menos no en suficiente número como para causar cambios detectables mediante las pruebas de imagen del cerebro.
Causas
Las causas de los accidentes isquémicos transitorios y de los accidentes cerebrovasculares isquémicos son prácticamente las mismas (ver Accidente cerebrovascular isquémico : Causas). La mayoría de los accidentes isquémicos transitorios ocurren cuando, debido a la ateroesclerosis, una parte de un coágulo sanguíneo (trombo) o de materia grasa (ateroma o placa) se desprende del corazón o de la pared de una arteria (por lo general en el cuello), viaja a través del torrente sanguíneo (convirtiéndose en un émbolo) y se aloja en una arteria que irriga el cerebro.
Si las arterias que van al cerebro ya se han estrechado (como en sujetos con ateroesclerosis), otras patologías pueden, en ocasiones, causar AIT. Estas incluyen un nivel muy bajo de oxígeno en la sangre (como puede darse por un trastorno pulmonar), una deficiencia de glóbulos rojos severa (anemia), la intoxicación por monóxido de carbono, el aumento de viscosidad de la sangre (como en la policitemia), o una tensión arterial muy baja (hipotensión).
Síntomas
Los síntomas de un accidente isquémico transitorio evolucionan repentinamente. Son idénticos a los de un accidente cerebrovascular isquémico (ver Accidente cerebrovascular isquémico : Síntomas), pero son temporales y reversibles. Por lo general, duran entre 2 y 30 minutos y desaparecen por completo en un periodo máximo de 1 h. Los accidentes isquémicos transitorios se repiten aproximadamente en un 5% de las personas con ateroesclerosis. Se pueden sufrir varios de estos accidentes en un mismo día o solo dos o tres en varios años.
Diagnóstico
Quienes presentan un síntoma repentino similar a alguno de los del accidente cerebrovascular deben acudir de inmediato a un centro de urgencias. Un síntoma de este tipo sugiere un accidente isquémico transitorio (AIT). Sin embargo, otros trastornos, como las convulsiones, los tumores cerebrales, las jaquecas y los niveles de glucosa en sangre anormalmente bajos (hipoglucemia), producen síntomas similares, por lo que es necesario realizar exámenes más detallados.
Los médicos sospechan un AIT si se desarrollan los síntomas de un accidente cerebrovascular, en especial, si se resuelven en menos de 1 hora. Los médicos pueden no ser capaces de determinar si se produce un accidente cerebrovascular a partir de un AIT antes de que desaparezcan los síntomas. Evalúan rápidamente a aquellas personas que tienen síntomas de un AIT o de un accidente cerebrovascular. Los sujetos que han sufrido un AIT generalmente ingresan en el hospital, al menos por un corto periodo de tiempo, para hacer pruebas y ver si se produce un accidente cerebrovascular poco después de un AIT. Los médicos investigan los factores de riesgo de un accidente cerebrovascular interrogando a la persona afectada, revisando su historial médico y con ayuda de análisis de sangre.
Se realizan pruebas de diagnóstico por la imagen como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) para buscar indicios de accidente cerebrovascular, hemorragias y tumores cerebrales. Un tipo especial de resonancia magnética nuclear, denominada resonancia magnética nuclear ponderada por difusión, puede mostrar áreas de tejido cerebral que no estén funcionando y, por lo tanto, ayuda a los médicos a diagnosticar un accidente isquémico transitorio (o un accidente cerebrovascular isquémico). Sin embargo, la resonancia magnética nuclear ponderada por difusión no siempre está disponible.
Otras pruebas de diagnóstico por la imagen ayudan a determinar si una arteria que va al cerebro esta obstruida, cuál es la arteria obstruida y el grado de obstrucción. Estas pruebas proporcionan imágenes de las arterias que transportan la sangre a través del cuello hasta el cerebro (arterias carótidas internas y arterias vertebrales) y de las arterias del cerebro (como las arterias cerebrales). Se realiza una ecografía Doppler en color (utilizada para evaluar el flujo sanguíneo en las arterias), una angiografía por resonancia magnética (ver Angiografía por resonancia magnética nuclear) o una angiografía por tomografía computarizada (TC) (ver Angiografía por TC).
¿Sabías que...?
|
Tratamiento
El tratamiento de los accidentes isquémicos transitorios se dirige a la prevención de un accidente cerebrovascular. Es el mismo que después de un accidente cerebrovascular isquémico (ver Accidente cerebrovascular isquémico : Tratamiento).
El primer paso para prevenir un accidente cerebrovascular es controlar, si es posible, los factores de riesgo principales: la hipertensión arterial (ver Hipertensión arterial : Tratamiento), los niveles altos de colesterol (ver Dislipidemia (dislipemia) : Tratamiento), el tabaquismo y la diabetes (ver Diabetes mellitus : Tratamiento de la diabetes).
La toma de un antiagregante plaquetario, como la aspirina (ácido acetilsalicílico), o un comprimido combinado de dosis bajas de aspirina más dipiridamol, clopidogrel, o clopidogrel más aspirina, reducen la posibilidad de que se formen los coágulos causantes de un accidente isquémico transitorio (AIT) o de un accidente cerebrovascular isquémico. Los antiagregantes plaquetarios hacen menos probable que las plaquetas se agrupen y formen coágulos. (Las plaquetas son unas pequeñas partículas parecidas a células que se encuentran en la sangre y que ayudan a coagularla en respuesta a la lesión de los vasos sanguíneos.)
Si un coágulo de sangre del corazón produjo el AIT, se administran anticoagulantes, como la warfarina, para hacer que la sangre sea menos propensa a coagularse. El dabigatrán, el apixaban y el rivaroxaban son nuevos anticoagulantes que a veces se utilizan en lugar de la warfarina.
El grado de estrechamiento de las arterias carótidas ayuda a los médicos a estimar el riesgo de un accidente cerebrovascular o de accidentes isquémicos transitorios posteriores y a determinar el tratamiento. Si se cree que la persona es de alto riesgo (por ejemplo, si la arteria carótida está estrechada al menos en un 70%), se lleva a cabo, para atenuar dicho riesgo, una intervención llamada endoarterectomía carotídea que consiste en ensanchar la arteria (ver Cirugía). La endoarterectomía carotídea suele eliminar ateromas y coágulos instalados en la arteria carótida interna. Sin embargo, la operación puede desencadenar un accidente cerebrovascular por la posibilidad de que, durante la misma, se desprenda un coágulo u otro material que pueda viajar a través del torrente sanguíneo y obstruir una arteria. Sin embargo, después de la intervención, el riesgo de un accidente cerebrovascular es, durante varios años, menor que con el uso de fármacos.
En otras arterias estrechadas, como las vertebrales, la endoarterectomía no suele practicarse porque dicha operación es más arriesgada cuando se realiza en arterias que no sean las arterias carótidas internas.
Si la salud de la persona en cuestión no es lo bastante buena como para someterse a cirugía, puede llevarse a cabo una angioplastia con prótesis endovascular (stent, ver figura Qué es la intervención coronaria percutánea). En este procedimiento, se introduce un catéter con un balón en su extremo hacia el interior de la arteria estrechada. A continuación, se infla el balón durante varios segundos para dilatar la arteria. Para mantener la arteria abierta, el médico implanta en ella un tubo hecho de una malla de alambre (un stent).