Es considerada la tercera con la peor calidad de vida de todo el país, ha sabido usar el derrotismo como imagen de marca para su propio beneficio
¿El vaso medio lleno o medio vacío? En el mundo en el que vivimos el optimismo se considera un don, sin duda, una característica beneficiosa para poder superar todos los problemas que la vida pueda ponernos por delante. Como decían los Monty Pyton: 'Always look on the bright side of life' o mira siempre el lado bueno de la vida, 'carpe diem'... Incluso, a la hora de enfrentar una enfermedad, parece que es fundamental el ánimo con el que decidamos sobrellevarla.
En un mundo en que 'Mr. Wonderful' se lucra vendiendo mensajes motivacionales escritos en tazas, es normal que solamos leer periódicamente sobre 'los países más felices del mundo' para poder emular su fórmula mágica si es necesario. Sin embargo, lo que quizá no es tan común es que una zona concreta se haga famosa precisamente por lo contrario. Ese es el caso de Poulanka, un pequeño pueblo en el centro de Finlandia, popular justamente por "explotar" el pesimismo.
Haz del pesimismo tu imagen
Tommi Rajala, pesimista oficial de Poulanka, lo explica en 'BBC': "Uno de los argumentos principales contra nuestro pesimismo era que si mostrábamos las cosas negativas de nuestro pueblo, este perdería su reputación. Pero la cuestión esencial era: ¿qué reputación?". Según cuentan, todo comenzó por la envidia sana y natural que despertaba el hecho de que muchas otras zonas de Finlandia tuvieran sus propias fiestas y celebraciones, mientras que el pueblo, pequeño y perdido en el gran país nórdico, no tenía nada. "Aquí no funciona ninguna cosa. Ni siquiera el pesimismo", dijo alguien, y eso resonó fuertemente en la cabeza del resto de la población.
Así es como decidieron patentar un evento sobre el derrotismo absoluto, con su propia asociación, que fue fundada hace aproximadamente una década. La celebración está fuertemente inspirada en cómo Poulanka es percibida fuera. "Cada vez que nuestro pueblo aparece en las noticias es por algo malo", cuenta Rajala, "siempre está en todos los 'rankings' negativos. Es la segunda de las tres peores zonas de Finlandia por lo que es normal que la gente esté harta, porque leen sobre ello y poco tiene que ver con su experiencia real".
Los finlandeses han conseguido que las palabras pesimismo' y 'Poulanka' tengan un nexo común, una manera inteligente de venderse al resto del mundo
El festival dura del 1 de enero al 31 de diciembre y se celebra cada año. En otras palabras, vayas cuando vayas, podrás asistir. "Puolanka es el centro de Finlandia, del mundo y del pesimismo", explica Rajala en varios vídeos que se han hecho virales, en los que intentan vender esa imagen de marca a la vez que hacen una visita por la zona en la que residen.
"Normalmente cuando se publicita un lugar se suelen enseñar todas las cosas maravillosas que tiene. Los parques públicos, cómo es un sitio ideal para criar a los hijos... si somos pesimistas podemos hacerlo de la misma manera, pero enseñando la realidad de manera más objetiva", explica Rajala. "Fui a una exposición de viajes en Helsinki", cuenta Harri Peltola, alcalde del pueblo, "y los pesimistas tenían su propio 'stand', intentaban vender su marca al mundo, conseguían que la gente se parase a escucharlos. Creo que lo fundamental es que si quieres publicitarte al resto de personas tengas algo que te diferencie, que llame la atención, y Puolanka lo ha encontrado".
Lo cierto es que lo que en un principio parecía una broma ha conseguido que las palabras 'pesimista' y 'Puolanka' tengan un nexo de unión de común, que la gente las relacione. Como puede leerse en un comentario que algún desesperanzado ha dejado en uno de los videos: "Nosotros, los pesimistas, consideramos que simplemente somos optimistas bien informados. Buena suerte con vuestro festival... supongo, pero recordad que al final moriremos todos". Pero, aunque eso sea una verdad absoluta, no hay nada peor que morir sin que nadie se dé cuenta de que has existido, en Finlandia muchos pequeños pueblos van desapareciendo, presas del abandono, sin que nadie los recuerde. Pero eso es algo que a Puolanka ya no le va a pasar.