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Un joven granjero y un diseñador crean un sorbete de paja natural

Fabricar un sorbete con una pajita natural es volver a los usos de hace más de un siglo.

Un diseñador parisino y un joven granjero de La Perche, un pequeño pueblo que cuenta con alrededor de 200 habitantes, situado en el corazón de Francia, se han unido para comercializar una pajita de paja. La primera alternativa francesa a la pajita plástica.

Fabricar un sorbete con una pajita natural es volver a los usos de hace más de un siglo. La idea es simple, llena de sentido común. Pero había que pensarlo y atreverse.

El parisino Jeff Lubrano, instalado en La Perche durante 10 años se ha asociado con el joven de 27 años, Mike Sallard, un agricultor en Courgeoût (Orne), para crear y dar forma a este producto orgánico, parte de la economía circular y una alternativa inteligente al plástico. ¿Su nombre? La Perche.

“Usábamos el tallo de cereal para beber, antes de la aparición, en la década de 1930, de las pajtas de cartón, luego la explosión, en los años 50, de las de plástico”, explica el diseñador y artista comprometido con el planeta.

El proyecto surgió luego de que los dos emprendedores se reunieran hace un año, con un interrogante en común: ¿cómo lidiar con la contaminación del plástico?

Sólo en Francia, se usan 3.200 millones de pajitas de plástico por año. En los Estados Unidos, son 500 millones por día, informa Jeff Lubrano.

Idealmente, no se debería usar pajita, excepto cuando fuera necesario, para personas con discapacidad u hospitalizadas. Pero hoy es casi un automatismo que se desenvaina sistemáticamente, especialmente con la comida rápida. Entonces, si de todos modos la usarás, puedes hacerlo de la mejor manera posible.

La paja “La Perche” crece en Courgeoût, a pocos kilómetros de Mortagne, en las tierras de  Earl Les Gaillons. Allí Mike Sallard cultiva cereales orgánicos y cría ganado mientras  selecciona la variedad de paja que mejor se adapta al proyecto. Necesitaba un cierto diámetro y una buena solidez, explica el agricultor que plantó en noviembre de 2018.

Mientras esperaban la cosecha a fines de junio de 2019, los socios continuaban cortando la paja con una vieja máquina tirada por caballos Percherones, después de haberse blanqueado dos semanas bajo los efectos del Sol y la Luna.

La pajita “La Perche”, que se presenta en dos versiones,de 21 o 15 centímetros, se puede utilizar tanto para bebidas frías como calientes, y se comercializa en cajas de 100 a menos de 8€.

Preocupados por la huella de carbono, no intentan comercializar su producto fuera de Normandía e Isla de Francia. Su idea es transmitir los conocimientos a redes de asociaciones que deseen hacer lo mismo en otros lugares. El sueño de Jeff Lubrano es ver cómo crecen los granos en el corazón de las principales ciudades de Francia, gracias a la agricultura urbana.

Mientras tanto, la pajita La Perche puede usarse para un sólo uso antes de ser arrojada… en el compostador, ya que la idea es no generar desperdicio.

Ni después del consumo ni durante la preparación del producto se descarta materia prima porque después del corte, los restos de paja serán reutilizados como materiales de relleno para peluches, bolsas de frijoles, u otros fines.

Una pajita de plástico, utilizada unos minutos antes de tirarla a la basura, tardará 450 años en descomponerse.

Las pajitas de plástico, como los cubiertos desechables o los bastoncillos de algodón, se prohibirán el 1 de enero de 2021 en toda la Unión Europea. 

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