La falta de respeto
Dª. Trinidad Aparicio Pérez. Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia
1. ¿Qué es el respeto?
El respeto es una de las bases de la moral y la ética, consiste en valorar a los demás, considerar y reconocer la dignidad de cada persona como tal, es el reconocimiento de los derechos que son innatos a toda la humanidad.
Es por lo tanto, la esencia de las relaciones humanas y de la vida en comunidad.
El respeto es, por lo tanto, un derecho y también una obligación. Es un derecho en tanto en cuanto todos podemos y debemos exigir un trato de los demás acorde con nuestra dignidad como personas. Y también es una obligación, ya que nosotros también debemos actuar de la misma manera con los demás.
2. Factores que originan la falta de respeto
Hay algunas actitudes, en ocasiones muy enraizadas en el ser humano que hacen que éste no trate con el debido respeto a sus semejantes.
Podemos destacar algunas de las más importantes como son:
- El egocentrismo y la soberbia: Cuando alguien considera que todo ha de girar en torno a sí mismo es inevitable que tienda a despreciar a los demás y por lo tanto, que no los trate con el respeto que merecen.
- La intolerancia: Nadie puede esperar que todo el mundo piense y actúe como uno mismo. Muchas personas no aceptan al que es diferente por el simple hecho de serlo y en ocasiones, lo tratan de una manera despectiva.
- La ausencia de valores: La falta de valores hace que las personas basen todas sus actuaciones en conseguir unos objetivos materiales y en satisfacer sus propios deseos o caprichos sin respetar a los demás.
- La mala educación: Que hace que muchas personas no sepan guardar unas normas básicas de convivencia.
3. La falta de respeto como generadora de conflictos y violencia en nuestra sociedad
La falta de respeto puede ser la causa de la generación de conflictos y de violencia en diferentes ámbitos de nuestra sociedad.
Podemos ver algunos casos muy claros que se están produciendo con demasiada frecuencia en la actualidad:
El origen de la violencia contra la mujer es la absoluta falta de respeto hacia ella, ya que se le niega su propia dignidad como persona al considerarla como una posesión por parte del maltratador, el cual considera que puede actuar con ella como le plazca.
También, los episodios de violencia y conflictos en los colegios tienen su origen en la falta de respeto. Falta de respeto hacia algunos compañeros o profesores a los que se les molesta o se les humilla en muchas ocasiones para sentirse populares.
Un caso especialmente intolerable es el de las agresiones o las bromas de mal gusto que se hacen a otros alumnos o incluso a profesores para grabarlas con el móvil y colgarlas en Internet.
En este caso, a la víctima se le niega su dignidad al considerarla como un objeto para conseguir unos fines sin tener en cuenta sus sentimientos.
Hay otras muchas muestras de falta de respeto en nuestra sociedad que son generadoras de conflictos:
La manipulación, humillación y explotación en el trabajo.
La conducción temeraria de algunos conductores que para satisfacer su ego llega a poner en peligro su propia vida y la de los demás. La falta de respeto al descanso de los demás formando jaleo en la calle o dentro de alguna vivienda a altas horas de la madrugada, sin tener la más mínima consideración con los vecinos, etc.
4. Una concepción respetuosa de la vida
Para tener una concepción respetuosa de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mismo, es lo que llamamos el autorrespeto. Este es el primer paso para respetar a los demás, por lo tanto no debemos hacer cosas que atenten contra nuestra propia dignidad.
Por ejemplo, si nos dejamos humillar para conseguir unos objetivos no nos estamos respetando a nosotros mismos.
El respeto no sólo lo debemos aplicar a las personas, también debemos ser respetuosos con nuestro entorno.
Una persona realmente respetuosa con los demás también lo será con el medio en que todos vivimos, con los animales, las plantas, etc. Difícilmente lo veremos dejando basura en el campo, tirando papeles en la calle o dejando que su perro haga sus necesidades en mitad de la acera sin recogerlas.