Victoria (Por Luis Jacobi).- La Laguna del Pescado, situada unos 15 km al sur de esta ciudad, se vuelve mítica con tantas situaciones que obligan a hablar de ella. Por estos días le cabe el chiste de que “los peces levantan polvadera”, por la sequía, sin embargo se determinó hace poco tiempo que se trata de una laguna que ya no tenía peces por causa de una contaminación, lo que la convierte en un caso, si no único, por lo menos curioso.

También fue objeto de interés para los avistadores de ovnis en algún momento. Pero ahora surgió algo más, que incluso cuestiona la hidrografía de mediados del siglo XIX en aquel lugar que hasta hace poco fue –y volverá a serlo– un gran espejo de agua conectado al humedal, que se ve desde la ruta 11 viajando desde Victoria hacia Gualeguay.

Entre otras cosas que sorprenden con lo que ya pasó de ser “bajante” del río Paraná a llamarse sequía casi total, aparecieron los postes de un alambrado que por más de un siglo permaneció tapado por las aguas de la Laguna, que hoy es un pequeño desierto de arena.

“Apareció el alambrado de los antiguos campos de anegadizo de Lorenzo Ezpeleta (hijo del fundador del oratorio, Salvador Joaquín), que luego pasaran a mi bisabuelo Jose Olarte. Mas de 150 años en esos palos sumergidos en la Laguna. ¡Histórico!”, publicó en su Facebook, acompañando con fotografías del momento, el abogado victoriense Daniel Olarte (ex juez de menores de Rosario del Tala).

Los postes de quebracho colorado pasaron el desafío permaneciendo en pie para asomarse testimonialmente a la vida victoriense por estos días, pero ¿cómo fueron a parar allí esos postes bien clavados y plantados?

Según Olarte: “este cerco es de alrededor de 1870, y en 1905 hubo, dicen, la mayor inundación que se conoce hasta hoy en el lugar. Conservo documentos contables que reflejan que ya mi bisabuelo José Olarte, al casarse con Gumersinda Ezpeleta, accedió a esos campos dando en pastaje esas tierras”.

“En familia siempre se habló que la Laguna del Pescado tenía una superficie menor a fines del siglo XIX. Lo que es razonable suponer es que haya sido así y que la inversión de más de 8.000 metros de alambrado se pensó para muchos años”, pero llegó el agua.

Algunos teorizan que al haberse abierto el Canal Piaggio (1898) pasó agua hacia este lugar formándose ese espejo. “Me inclino a pensar que la laguna fue de menor a mayor y luego eso quedó bajo agua. Incluso tengo un amigo con campo lindero, como yendo para Victoria, que me cuenta algo parecido”, dice el bisnieto del vasco alavés José Olarte, quien recuerda que su padre solía contar que el alambrado iba hasta el riacho Victoria y él y su hermana, siendo niños, le cuestionaban cómo podría ser posible habiendo una laguna de por medio. El tiempo, que todo lo puede, les confirmó la versión de un campo alambrado donde pastaban animales y se cabalgaban largas extensiones cuando Lorenzo Ezpeleta adquirió los derechos y acciones de esa tierra el 7 de Diciembre de 1869 a un señor llamado Lorenzo Abrego, por ante el Escribano Público Santiago Menchaca.