Gustavo Cerati, el niño que dibujaba historietas y jugaba a ser un superhéroe
Detrás de la "estrella de rock", se encuentra un niño listo para luchar contra el mal con sus canciones. En esta nota, un poco de su pasado.
Quizá nunca llegó a ser un “superhombre”, como decía en “sueles dejarme solo”. Aun así, cada tanto buscaba dar alguna “vuelta por el universo”. Hoy recordamos el día de su nacimiento, se fué muy pronto y dejó mucho dolor, tristeza y vacío; aunque también un inmensurable amor por el arte en todos sus sentidos que contagiaba, que emocionaba y que sigue emocionando.
Para muchos fanáticos, el cantante es considerado como una especie de mito, de leyenda, e incluso un “superhéroe” que quedó plasmado en el imaginario popular con sus letras. Esa distinción no es casual: detrás de su faceta como cantante de rock, vislumbra un pasado ligado al dibujo y a las historietas, pasión que se remonta a su infancia y que incluso llegó a incorporar en uno de los singles de parte de Soda Stereo.
Para indagar en esa historia, y conocer cuál fue el “poder” que dejó en la escena musical argentina, Filo.News dialogó con Fabián González Amado, alias “Tweety González”, tecladista y productor considerado “El cuarto Soda”, y también con Gustavo Bove, autor del libro “Cerati, conversaciones íntimas”.
¿Qué vínculo tenía Gustavo Cerati con las historietas?
Gustavo Cerati cuando era chico
Solo bastaba ponerse el antifaz para estar listo para la acción, una capa improvisada y algunos guantes. Así lo indica la imagen que compartió su tío, Osvaldo Rossi, a través de Twitter, que corresponde a 1966. El primer contacto de Gustavo con las historietas fue desde muy pequeño: no solo le gustaba leer, sino también dibujar, por lo que solía tener algunas hojas en blanco para que pueda desarrollar su talento.
Cuando era pequeño, Gustavo creó dos superhéroes, que los llamó Argos y Súpercerebro, influenciados por Tarzán y Superman, sus favoritos. Su madre, Lilian Clark, fue una de las encargadas de introducirlo dentro de ese mundo: “Ella siempre contaba que cuando era chico dibujaba como círculos de historietas y dibujaba personas en cada cuadrícula, dibuja primero las patas, después el cuerpo, después la cabeza. Se notaba mucho que era buen dibujante por el tipo de letra que tenía”, recuerda Bove, y recuerda tener alguna discusión con él sobre cómo había que dibujar a los personajes.
“Su inclinación hacia el dibujo era como algo instintivo, estaba en su subconsciente”, recuerda Bove.
A pesar de que de grande Gustavo dejó de lado esa faceta, solía hablar de dibujo de vez en cuando: “Los dos compartimos esa pasión, de crecer leyendo historietas”, cuenta y recuerda: “Una vez estábamos en el boliche Freedom, tipo 4, 5 de la mañana, y un láser parecía dibujar algo sobre la pared; eso derivó en una conversación sobre dibujo”.
En una entrevista para La Nación, allá en 2006, Gustavo contaba: "Hice cómics y hasta fanzines de Creedence. Hice tremendos dibujos de tapas de discos. Pero no sólo se me daba por los dibujos. Entre los 13 y los 15 años tuve varios impulsos en mi vida. Algunos de ellos los concreté, cómo escribir un libro de acordes de guitarra, y otro de historia".
Además, en esa nota, esperaba poder volver de grande a “esos tiempos de niño en los que dibujaba”: “Tiene que ver con cosas inconclusas. El año pasado estuve a punto de comprarme unos óleos. Lo voy a hacer, y voy a ver qué quedó de aquella época”.
La historia detrás de “Sonoman”, la canción con espíritu de superhéroe
Un hombre de traje y capa azul, y en su cabeza una corchea amarilla a modo de identificación. Ese era Sonoman, el personaje creado por el dibujante porteño Osvaldo Walter Viola, simplemente conocido como “Oswal”, que fue publicado por primera vez el 15 de diciembre de 1966 en la Revista Anteojito.
El personaje en el cómic se llamaba León Hamilton, y obtuvo sus poderes por una avanzada civilización de científicos ubicada en el Planeta Sono. Sus poderes eran de carácter “músico-mental”, los cuales le permitían controlar a voluntad el sonido, con lo cual puede desplazarse a gran velocidad, reducir su tamaño, incrementar la temperatura e incluso producir una variedad de sonidos. Todo, gracias al poder de las ondas sonoras.
Bove recuerda que, en esa época, tenía mucho éxito la serie de Batman, creada por William Dozier y protagonizada por Adam West, por lo cual la tira de Sonoman “no tuvo mucho éxito”. Aun así, Gustavo era fanático de esa tira de cómics. La historieta fue publicada durante diez años ininterrumpidos en la revista; aunque luego tuvo algunas breves apariciones, durante 1980 y 1990, fue desapareciendo poco a poco: “En realidad salió muy poco tiempo, era como una historieta de culto”, recuerda Bove.
“El hombre del poder músico mental”, era el slogan del personaje, una frase que también puede definir al propio Gustavo Cerati: “Él era un tipo súper musical, transpiraba música, vivía para la música. Era un trabajador increíble, estaba muy informado; cuando nació lo de Sonoman no me pareció nada raro que lo incluyeran, porque Gustavo era muy fanático”, expresa.
Ese fanatismo por el dibujo y por las historietas luego se trasladó incluso a Soda Stereo, la banda que integraba junto a Zeta Bosio y Charly Alberti. Tal fue así que crearon la canción “Sonoman”, que aparece como octavo tema en su álbum Comfort y música para volar (1996). “A Gustavo y a Zeta les gustaba el personaje, era un personaje que cuando ellos eran chicos, de las historietas, y se usó como inspiración para una canción”, recuerda Tweety González.
La canción es instrumental, con una duración de un poco más de 3 minutos. Aun así, hacia el final se puede oír la frase: "Ya se los advertí, aquí tienen música para volar". Era un guiño hacia Gustavo y toda su infancia: “El superpoder de Gustavo en la música es que era una persona poderosa musicalmente. Él transpiraba música. Es una persona clave en el desarrollo del rock hispanoparlante, hay muchas bandas que no hubieran existido si Cerati no iba con Soda Stereo a conquistar países”.
Zeta definió a Sonoman, durante una entrevista en 1996: "Es un tributo a un superhéroe de nuestra infancia, que aparecía en la revista Anteojito y tenía poderes músicomentales. Nos pareció que, a pesar de que podríamos reconocerlo como el superhéroe de los músicos, nunca había tenido su música, como Batman y Superman, y que ésta sonaba bien para esto".
De grande Gustavo solía ponerse el antifaz, para algunas de las presentaciones de Soda Stereo, como lo hacía en el tour de “Fuerza Natural”, para la canción “camuflaje”. Es que en la música plasmaba toda la pasión que sentía de pequeño por el dibujo, ya sea al estar atento a cada detalle, o al momento de diseñar en su cabeza la letra de una canción. Era un artista, en todos los sentidos, y así fue catalogado en esa época y en la actualidad.
Así lo entiende Tweety González, quien afirma: “Lo recuerdo como un genio, como un tipo que no solo tenía un gusto musical finísimo y una facilidad para tocar, sobre todo la guitarra, muy grande, sino un gran trabajador; podía estar 10, 12, 14 horas en un estudio, todos los días, sin ningún problema, y solo por el hecho de hacer música, le encantaba eso”.
Justamente, añade: “A mi trabajar con él me sirvió para aprender que hay que trabajar duro, y después para probar distintas cosas, siempre era un desafío. La consigna era ser distinto, nuevo, estar actualizado, buscar la modernidad en el buen sentido de la palabra, la originalidad”.
Para todos aquellos que escuchan sus discos por primera vez, que incorporan las melodías de “Bocanada” a su piel, o para todos los que se saben las canciones de memoria, la imagen de Gustavo crece cada vez más. Así lo entiende el músico, quien agrega: “Te encontrás con muchos chicos que ni siquiera lo vieron en vivo, que se vuelven locos. Ahí no hay marketing, ya no está el tipo para venderte el personaje, o una compañía atrás. Quedó la música, que es lo más importante”.
“No hay dos Ceratis. Lo que Gardel es para el tango, Cerati es para el rock en español, es y será así”, opina Tweety González.
Por su parte, Bove coincide con el poder de llegada de Cerati al público: “Lo recuerdo como una persona muy luminosa, muy gentil, muy amable, que separaba bien lo que era la estrella de rock del ser humano común y corriente. Tenía sus miserias, sus inquietudes, sus debilidades, sus inseguridades, un genio creativamente, un compositor de canciones geniales, un gran poeta. Siempre me decía: ‘Te podrá gustar o no lo que él hacía, pero jamás podrás decir que estaba mal hecho’”.
“La música, la calidad de sus canciones, como compositor, como productor, como ingeniero de sonido, su calidad musical es su principal legado, pensar que se pueden hacer cosas comerciales sin perder la calidad, sin mirar lo que suena en el momento, sino hacer lo que uno sienta, de la mejor manera, y llegar a todo el mundo, obviamente que hay mucho de magia en eso”, reflexiona Bove.
Fue música, aunque su potencia fue mucho más lejos de lo que imaginó. En una entrevista con Planeta Urbano, en 2004, Gustavo confesaba: “Estoy alejado de lo que puedo significar para la gente, porque sos vos en primera persona, con todas tus cosas lindas, tus miserias, todo eso. No sé, la gente me va a recordar por la música y alguna cuestión más iconográfica”. Después de todo, quizá no solo jugaba, sino que fue un “superhéroe” que dejó su poder instalado en cada una de las canciones.