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Parosmia por Covid-19: la distorsión del olfato que hace que la comida huela a podrido

El 11% de los pacientes que han perdido el olfato, no lo recupera o sufre una alteración del mismo y se la conoce como la parosmia.

A lo largo de este año de pandemia, se ha hablado mucho sobre dos de los síntomas más peculiares y frecuentes de la Covid-19: la pérdida del sentido del gusto y del olfato. Aunque en términos generales ambos regresan una vez eliminada la carga viral del coronavirus, se han comenzado a conocer algunos casos donde esto no sucede exactamente así.

Según este estudio realizado por la Asociación Médica Estadounidense, el 89% de las personas que perdieron el olfato lo recuperan en las cuatro semanas siguientes, mientras que el 11% restante refiere pérdida continua de este sentido o, en los casos más extraños, distorsión.

Esta distorsión olfativa se conoce como parosmia, un término que ha saltado del ámbito sanitario debido a que algunos enfermos de Covid-19 la sufren una vez superada la enfermedad.

¿A qué huele la comida cuando alguien tiene parosmia?

Las personas que padecen esta afección derivada del sentido del olfato, lejos de experimentar una mejoría en la sensibilidad de su pituitaria, distorsionan gran parte de los olores que están a su alrededor.

Según describe a la BBC Clare Freer, una mujer de 47 que sufre distorsión olfativa desde el pasado mes de junio, todos los olores relacionados con la vida diaria le resultan repugnantes.

"Me mareo con muchos olores. Cada vez que enciendo el horno, noto como un olor a podrido invade toda mi casa", explicó al medio británico. Además, Clare Freer sostiene que esta distorsión no solo le afecta a la hora de rechazar la mayor parte de los alimentos, sino que le sucede también con otros olores como los productos de limpieza o su propia pareja, a quien reconoce no poder besar.

Sin embargo, lejos de ser una afección sencilla de resolver, los expertos consultados por Health señalan que al tratarse de un problema relacionado con el sistema nervioso, pocas cosas se pueden hacer para tratar de acelerar la vuelta a la normalidad.

Como alternativa, proponen probar el entrenamiento olfativo recomendado para las personas que han perdido el olfato. De tal forma que, si estos pacientes exponen la nariz durante 15 segundos y dos veces al día a olores como la rosa, el eucalipto, el limón o el clavo, puede que vean recuperado su sentido del olfato después de seis meses de persistencia.

 

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