El secreto de Isla de Pascua para alejar al COVID-19
Luego del cierre de la economía la isla puso en marcha el plan autosustentabilidad "AMOR" que estaba diseñado desde 2015 para casos extremos
La isla chilena Rapa Nui, mejor conocida como Isla de Pascua, se ha convertido en un raro ejemplo en América Latina, una de las regiones más golpeadas por la pandemia de COVID-19. El territorio insular lleva 14 meses sin casos positivos gracias a la aplicación de un estricto protocolo sanitario, su filosofía ancestral y la autosustentabilidad que promueven sus habitantes.
En marzo de 2020, las alarmas sonaron en la isla con la aparición de los primeros cuatro casos. Entonces, las autoridades municipales tomaron una drástica medida: frenó la llegada de turistas, lo que fue implicó el corte de la única fuente de ingresos de los 8.000 pobladores de Isla de Pascua.
A partir de allí comenzó para los isleños el doble desafío de sobrevivir y mantener el coronavirus fuera de su territorio.
“La isla dejó de tener economía. Al cerrar el aeropuerto, el puente que nos une con el continente y el mundo, dejamos de tener economía, que se basa 100% en el turismo”, afirmó el intendente de Rapa Nui, Pedro Edmunds Paoa, en un encuentro virtual abierto convocado por la Universidad de Chile, en el que también participó el director del hospital Hanga Roa, Juan Pakomio Bahamondes.
El jerarca estableció que luego del cierre de la economía la isla puso en marcha el plan autosustentabilidad AMOR que estaba diseñado desde 2015 para eventuales escenarios de aislamiento.
El plan apunta a una comunidad “autosustentable”, gracias a “mejoras”, mayores “oportunidades” y “respeto” por el medio ambiente y el ecosistema.
Las autoridades también hicieron un llamado a los principios solidarios de la cultura ancestral Rapa Nui, originaria de la isla.
En este escenario, la municipalidad implementó en 2020 un programa que llegó a emplear a 800 personas, de las 1800 que habían quedado desocupadas, en funciones de mantenimiento de parques, ornamentación, reparación de fachadas y promoción del cuidado medioambiental, entre otros, que se mantienen hasta hoy y buscan renovar los paisajes de esta isla que recibía antes de la crisis hasta 16 vuelos y 5.800 turistas por semana.
En paralelo, se importaron semillas y se crearon huertos en las propias viviendas, con la idea de llegar a todos los hogares para 2024. De acuerdo con Edmunds, la dieta polinésica se basa en vegetales, aves y pescado, e incluye todos los nutrientes necesarios.
El director del hospital Hanga Roa, Juan Pakomio, reconoció la manera en que Rapa Nui ha manejado esta crisis sanitaria. Había mucho temor por los 3.700 kilómetros que separan la isla del Chile continental, lo que haría inviable trasladar a pacientes graves.
En total, Isla de Pascuas ha acumulado 5 casos y solo un paciente hospitalizado.
“Esta es una cultura sobreviviente y hemos aprendido a mantenernos en pie. Esto tiene que ver con nuestra identidad, porque cuando nos vemos amenazados, es cuando estamos más juntos, generamos acciones y podemos compartir visiones. Somos todos una familia”, concluyó Pakomio.
Pese al momento adverso, el médico agradeció la oportunidad brindada por la pandemia para “reencontrarnos con las familias, vecinos, personas que tenemos al lado y replantearnos la construcción de la vida propia”, y rescató también la filosofía del pueblo rapa nui, cuyo sentido de protección y autocuidado “obedece a otras epidemias como la lepra o el exterminio que hemos tenido que enfrentar”.
En los últimos meses comenzó la vacunación en la isla. Hasta el momento, se ha inoculado al 40% de la población objetivo, en especial con Sinovac, la vacuna de origen Chino que se está aplicando masivamente en los territorios chilenos.
A la espera de alcanzar el 100% de vacunados en la isla, la comunidad prepara un estricto plan de reapertura del turismo, enfocados en el cumplimiento de exigentes medidas sanitarias y el seguimiento de los visitantes, el cuidado de la salud y el medio ambiente.