Es argentino, se radicó en España y emprendió con la pasión de su infancia: “Algunas veces te salvás y otras sobrevivís”
En Pineda de Mar, un pueblo en las afueras de España, un pergaminense decidió sacarle una foto a un circo que llevaba los colores blanco y rojo, emblemáticos de River Plate. Como una manera de c...
En Pineda de Mar, un pueblo en las afueras de España, un pergaminense decidió sacarle una foto a un circo que llevaba los colores blanco y rojo, emblemáticos de River Plate. Como una manera de conectarse con sus raíces, esa foto fue publicada en las redes sociales y por arte de la viralización se conoció la historia de José María Díaz Fascia, un tucumano de 49 años que decidió en 2006 viajar a Europa para cambiar de aire, aunque sin dejar atrás su pasión millonaria.
“Nací en Tucumán porque el circo pasaba por ahí, pero podría haber nacido en Corrientes o Entre Ríos”, le comentó a LA NACION, entre risas, José María, quien lleva el circo en la sangre y así se lo transmitió a sus dos hijos de 23 y 29 años nacidos en General Rodríguez y Rosario, dos puntos disímiles, pero que se conectan con la actividad circense que no conoce de ataduras.
“Dije que me iba por un año y ahora van 17″, siguió José al explicar el volantazo que dio en su vida al armar las valijas en 2006, cuando vivía en Remedios de Escalada, provincia de Buenos Aires, para probar suerte en una latitud lejana a su tierra. Años más tarde, con un acento español incorporado al hablar, montó su propio circo llamado River Plate Circus, en honor al club de sus amores.
De un lado para el otro, José se equipó de manera tal que en cuestión de horas puede montar su carpa en un campo, pueblo o el lugar que él desee para mostrar su arte. “Tengo mi carpa de circo, mis camiones, los tráilers, mi propio equipo compuesto por 22 personas. Para presentar el show uno tiene que presentar con antelación la documentación para que la municipalidad te lo apruebe”, contó el protagonista de esta historia, ubicado actualmente en San Andrés de Llavaneras, a 55 kilómetros de Barcelona.
Su casa es un tráiler de 14 metros que se mueve de un lado para el otro, en busca de expandir una actividad que, según él, le sirve para solventar sus gastos: “A la larga esto termina siendo un negocio. Yo puedo vivir del circo, pero esto tiene altibajos; hay temporadas que te salvás y otras que sobrevivís. Tengo la suerte de tener un sueldo por trabajar de algo que realmente me gusta”.
En 2020, tras estar varios años asentado en España, José, con sus ahorros, compró una carpa y comenzó a armarse su propio show. Pandemia mediante, que lo mantuvo cuatro meses fuera del ruedo, se puso en campaña para buscar un nombre original que se diferencie de la competencia. Ahí fue cuando, con sus hijos, decidieron ponerle River Plate Circus, un nombre que generó empatía con los argentinos que se cruzaban en su camino.
“A partir de ese momento, muchos argentinos comenzaron a venir al circo. También al ser un nombre familiar del fútbol, Xavi Hernández, quien fue compañero de Messi en el Barcelona, vino un día a nuestras funciones”, contó el argentino.
Un país que es su segunda casaLejos de su país de origen, José conecta con River para sentirse aunque sea, por un rato, en Tucumán o en Remedios de Escalada. A sus 49 años, su vida se encaminó por Europa pero las puertas parecen no cerrarse para un posible regreso a la Argentina.
Ubicado en Cataluña, desechó por completo que exista un resentimiento hacia el argentino e intentó dimensionar cómo es vivir por esas tierras. “Vivir en Cataluña sería algo similar como si estuvieras en la provincia de Buenos Aires. Los pueblos que están acá, uno pegado al otro, serían como Lanús, Temperley o Turdera”, contó.
A su vez, admitió que extraña los partidos de fútbol que jugaba con sus amigos de Buenos Aires y dio su opinión sobre cómo fue el trato hacia su persona con los catalanes, quienes lo escuchan hablar y lo confunden con un uruguayo. “No son despectivos; acá en Barcelona o Cataluña están acostumbrados al turismo, a convivir con gente. Al contrario, el catalán lo quiere mucho al argentino”, relató José, quien un día podría dejar España, establecerse nuevamente en Argentina y arrancar una vez más una vida acostumbrada a los cambios culturales.