¿Posible carcinógeno? Qué dicen los expertos y la industria de los edulcorantes sobre el popular aspartamo
Otra vez, los edulcorantes artificiales y no calóricos pasan a estar en el centro del debate. El aspartamo, que es utilizado para endulzar desde bebidas light, hasta chicles sin azúcar, fue seña...
Otra vez, los edulcorantes artificiales y no calóricos pasan a estar en el centro del debate. El aspartamo, que es utilizado para endulzar desde bebidas light, hasta chicles sin azúcar, fue señalado como potencialmente cancerígeno por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El organismo internacional publicará el próximo 14 de julio dos informes al respecto. Uno mostrará la información disponible sobre el posible efecto cancerígeno del aspartamo, y el otro, a cargo del Comité de Expertos en Aditivos Alimentarios, realizado conjuntamente por OMS y por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), donde se revisarán las actuales recomendaciones de consumo diario de dicho edulcorante. Ambos estudios serán publicados en The Lancet Oncology y la web oficial de la OMS.
El aspartamo se utiliza en la industria alimentaria desde los años 80, y es junto a la sacarina uno de los edulcorantes más utilizadicles. De hecho, está presente en la Coca Cola light y en los chicles Extra.
“Se trata de un endulzante totalmente sintético que es 190 veces más dulce que el azúcar. El IARC es un instituto que evalúa los alimentos o productos cancerígenos y pueden calificarlos como posiblemente cancerígenos cuando no hay pruebas en humanos, probablemente cancerígeno cuando hay algo de pruebas no definitivas en humanos, y cancerígeno cuando hay pruebas en humanos. No sabemos qué dirá el informe, hay que esperar. Si dice probablemente cancerígeno entraría en la categoría que hoy está la carne procesada”, argumenta Mónica Katz, fundadora del Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Durand y autora del libro El método No dieta.
Desde 1981, el comité de investigadores de la OMS ha señalado que el consumo de aspartamo, dentro de los límites diarios aceptables, no representa un riesgo para la salud. La ingesta diaria admisible (IDA) indicada por el organismo internacional es de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal. Y la cantidad aproximada de aspartamo que se encuentra en una lata de bebida de 355 ml varía entre 180 y 75 miligramos.
“Una persona que pesa 70 kilos podría consumir 2800 miligramos diarios todos los días de su vida sin que eso represente un riesgo para mi salud. Esto equivale a 15 latas de gaseosa, en promedio”, detalla Brian Cavagnari, que es biólogo, pediatra, investigador y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición.
Cavagnari explica que el aspartamo aún no está catalogado como cancerígeno. “Lo que sí se sabe es que está en evaluación la seguridad del aspartamo, lo que es un proceso habitual. Cada determinada cantidad de años los aditivos alimentarios son evaluados según la nueva literatura científica disponible y se revalúa la seguridad en función de la evidencia que se haya aportado a lo largo de los años. Para ver si es potencialmente dañino para la salud hay que esperar el informe del 14 de julio y analizarlo”, resalta el especialista.
¿Por qué el aspartamo podría ser cancerígeno?Manglio Rizzo, jefe del servicio de Oncología del Hospital Universitario Austral e investigador en el Instituto de Investigación de Medicina Traslacional de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y el CONICET, señala que, luego de ser ingerido, la digestión del aspartamo en el intestino produce como resultado algunas sustancias que en exceso podrían ser dañinas para el organismo, como es el metanol que luego es transformado a formaldehído y ácido fórmico.
El formaldehído, explica, a través de su unión al ADN de la célula, puede causar daño en la información genética que ella tiene. Este daño genético podría generar cambios en el comportamiento celular que “faciliten su multiplicación desordenada”, impidan su muerte programada y favorezcan su capacidad de invadir y generar metástasis.
“El efecto carcinogénico del aspartamo no ha sido demostrado en humanos. Todos los estudios provienen del análisis en células en el laboratorio o con animales de experimentación. Se ha hipotetizado que podría tener un efecto sobre las células haciéndolas más resistentes a su muerte. En ratas, la ingesta de dosis muy elevadas de aspartamo también favorecería el crecimiento indiscriminado de las células produciendo tumores”, describe Rizzo.
Y agrega: “La información, que es controversial, en cuanto a su posible asociación al cáncer en humanos proviene de estudios epidemiológicos. Estos estudios no buscan demostrar una relación causal –lo que sería muy difícil de afirmar– sino que investigan la posible asociación entre el aspartamo y la aparición de un cáncer. Este hecho explica la gran dificultad que implica interpretar los resultados de estos estudios”.
La respuesta de la industriaDesde la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA) indican a LA NACION que esperan “ansiosos” la publicación completa de los resultados de dicha revisión en las próximas semanas. Además, señalan que la ISA tiene serias preocupaciones sobre las especulaciones preliminares de la opinión de la IARC, las cuales podrían confundir a los consumidores acerca de la seguridad del aspartamo.
Por su parte, la Secretaria General de la Asociación Internacional de Edulcorantes, Frances Hunt-Wood, remarca que no se pueden sacar conclusiones hasta que ambos informes sean publicados. “El aspartamo es uno de los ingredientes más investigados en la historia, clasificado como seguro por más de 90 agencias de seguridad alimentaria en todo el mundo, incluida la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que llevó a cabo la evaluación de seguridad más completa del aspartamo hasta la fecha”.
Mientras que desde la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol, al ser consultados por LA NACION acerca de la seguridad del aspartamo, compartieron un comunicado del Consejo Internacional de Asociaciones de Bebidas, donde advierten que las autoridades deberían estar “profundamente preocupadas de que esta opinión filtrada contradiga a décadas de evidencia de alta calidad, lo que podría llevar a los consumidores a demandar más azúcar”.